11/05/2017, 21:25
(Última modificación: 11/05/2017, 21:36 por Uzumaki Eri.)
— ¡Buenos días, Eri-chan! ¿Qué te trae por aquí?
Cuando el chico se dio la vuelta, la joven pudo apreciar algo bastante inusual en la cara del rubio: unas ojeras adornaban el bajo de sus ojos, y su rostro lucía más sombrío de lo normal, nada comparado con el Nabi vivaracho que había conocido unos años atrás cuando ingresó en la academia.
— Nabi-san, ¿estás bien? No tienes buena cara...
Pudo suponer mil cosas ante el estado del Senju: la ida de un ser querido, haber sido rechazado por la persona querida, una noticia inesperada...
«La muerte de Shiona-sama...»
Tragó grueso y miró intensamente a los ojos castaños del chico, intentando leer sus pensamientos, sus acciones, algo que delatase qué pasaba por su mente para estar con aquel aspecto, pero nada dejaba que saliese de allí, o quizás era ella la que no sabía leer a la gente.
Abrió un poco la boca, lo justo para querer añadir algo más, pero rápidamente la cerró, apenada por saber que sus palabras no servirían de mucho. Bajó sus hombros y suspiró. Sin embargo, alguien interrumpió aquel momento, alguien que hizo acto de aparición justo al lado de los chicos con un sonoro popf.
— Veo que estáis libres, chicos, tengo un encargo para vosotros. — Tal cual fueron las palabras del desconocido que lucía un chaleco verde con el símbolo de Uzushio. — Con todo el revuelo necesitamos cubrir las máximas misiones posibles, y vosotros sois lo que busco. — Alegó con una sonrisa. El hombre no parecía superar los treinta años, tenía el pelo castaño y los ojos grisáceos, y una sonrisa que básicamente ocupaba la mitad de su cara.
Cuando el chico se dio la vuelta, la joven pudo apreciar algo bastante inusual en la cara del rubio: unas ojeras adornaban el bajo de sus ojos, y su rostro lucía más sombrío de lo normal, nada comparado con el Nabi vivaracho que había conocido unos años atrás cuando ingresó en la academia.
— Nabi-san, ¿estás bien? No tienes buena cara...
Pudo suponer mil cosas ante el estado del Senju: la ida de un ser querido, haber sido rechazado por la persona querida, una noticia inesperada...
«La muerte de Shiona-sama...»
Tragó grueso y miró intensamente a los ojos castaños del chico, intentando leer sus pensamientos, sus acciones, algo que delatase qué pasaba por su mente para estar con aquel aspecto, pero nada dejaba que saliese de allí, o quizás era ella la que no sabía leer a la gente.
Abrió un poco la boca, lo justo para querer añadir algo más, pero rápidamente la cerró, apenada por saber que sus palabras no servirían de mucho. Bajó sus hombros y suspiró. Sin embargo, alguien interrumpió aquel momento, alguien que hizo acto de aparición justo al lado de los chicos con un sonoro popf.
— Veo que estáis libres, chicos, tengo un encargo para vosotros. — Tal cual fueron las palabras del desconocido que lucía un chaleco verde con el símbolo de Uzushio. — Con todo el revuelo necesitamos cubrir las máximas misiones posibles, y vosotros sois lo que busco. — Alegó con una sonrisa. El hombre no parecía superar los treinta años, tenía el pelo castaño y los ojos grisáceos, y una sonrisa que básicamente ocupaba la mitad de su cara.