12/05/2017, 00:07
Charlas como esas usualmente se reservan hasta pasados varios años en que se forma cierto vínculo de confianza entre ambas partes, no en un primer encuentro en que apenas si se conocen los nombres y así pero ahora mismo la de Kusa estaba escuchando un desahogo de lo más extraño, probablemente por el alcohol que llevaba encima la contraria, puede que esa botella tuviese una bebida más fuerte de lo que aparentaba y ya le estaba afectando aunque claro, ella afirmaba que no.
Ese último trago seguramente le habría afectado, pero curiosamente luego de ese fue que afirmó no estar ebria. Pero la menor simplemente la miró de reojo con el ceño ligeramente fruncido.
—¿Segura? —Consultó dejándole en claro que no se lo creía.
Pero de cualquier forma, Ritsuko se giró para así poder apoyar su espalda contra el borde y de paso tener la chance de hundirse algo más en el agua.
—Las personas normales viven como ochenta años, los anormales con suerte llegamos a los veinte. —Respondió, con suma tranquilidad como si no le afectase la idea de morirse antes de cumplir la veintena.
»Y no, no estoy usando un henge... ni estoy borracha... —insistió la genin de Ame.
Y allí estaba, la incómoda pregunta que la Kazama siempre había odiado porque al fallar usualmente se ofenden o se sienten jodidamente halagados, nunca lograba atinarle y eso la molestaba demasiado así que tras suspirar y con cierta molestia terminó por responder.
—Qué se yo, ¿veinte? ¿Dieciocho? —Respondió no muy contenta de verse obligada a adivinar.
~Para colmo está así con una sola botella.
Ese último trago seguramente le habría afectado, pero curiosamente luego de ese fue que afirmó no estar ebria. Pero la menor simplemente la miró de reojo con el ceño ligeramente fruncido.
—¿Segura? —Consultó dejándole en claro que no se lo creía.
Pero de cualquier forma, Ritsuko se giró para así poder apoyar su espalda contra el borde y de paso tener la chance de hundirse algo más en el agua.
—Las personas normales viven como ochenta años, los anormales con suerte llegamos a los veinte. —Respondió, con suma tranquilidad como si no le afectase la idea de morirse antes de cumplir la veintena.
»Y no, no estoy usando un henge... ni estoy borracha... —insistió la genin de Ame.
Y allí estaba, la incómoda pregunta que la Kazama siempre había odiado porque al fallar usualmente se ofenden o se sienten jodidamente halagados, nunca lograba atinarle y eso la molestaba demasiado así que tras suspirar y con cierta molestia terminó por responder.
—Qué se yo, ¿veinte? ¿Dieciocho? —Respondió no muy contenta de verse obligada a adivinar.
~Para colmo está así con una sola botella.