15/05/2017, 21:26
«Joder, ¡pero qué ascazo!» El olor que desprendía el cubo de basura no era ni medio normal. Uno no se podía esperar una fragancia a rosas y jazmín, cierto, pero aquello era demasiado fuerte y amargo incluso para la basura. El mismo olor que en el interior de la tienda. Era como el que desprenderían cientos de huevos podridos, y la sola materialización de aquella imagen en su cabeza le dieron ganas de vomitar.
—¡Puaj…!
Datsue se agachó, tras comprobar que también había pelos al otro lado de la trampilla, y rápidamente halló nuevas pistas en el suelo: las mismas huellas que las formadas en la harina.
—¡Ajá! ¡Un punto para el detective Datsue! —exclamó, pletórico. Ahora solo quedaba identificar a quien pertenecían las huellas. Lo cual era lo mismo que decir que quedaba todo el trabajo por hacer, pero Datsue trataba de ser positivo aquel día—. ¡Akame! ¡Corre! ¡Ven! —gritó, desde el otro lado de la trampilla—. O mejor, ¡mira primero las huellas que hay en la harina y luego ven!
La mirada del Uchiha, ávida de información, buscó en cada recoveco hasta encontrar otras huellas más alejadas, pequeñas y que podían corresponder a las dejadas por un niño descalzo. Una bombilla se encendió en la mente de Datsue.
—¡Akame! —exclamó, una vez éste llegó a su lado—. Aquí hay más huellas como las de dentro —dijo, señalándolas, aunque rápidamente añadió:—. Pero no te preocupes más, compañero. ¡Ya he resuelto el caso! —se dio un puñetazo en el pecho con la base del puño—. ¡Ja! ¡Vaya que si lo he hecho! ¡Te dije que era toda una suerte hacer una misión con Datsue el Intrépido!
»¿Vamos a por Noemi y os cuento lo que en verdad ha pasado aquí? —preguntó, haciéndose el misterioso.
—¡Puaj…!
Datsue se agachó, tras comprobar que también había pelos al otro lado de la trampilla, y rápidamente halló nuevas pistas en el suelo: las mismas huellas que las formadas en la harina.
—¡Ajá! ¡Un punto para el detective Datsue! —exclamó, pletórico. Ahora solo quedaba identificar a quien pertenecían las huellas. Lo cual era lo mismo que decir que quedaba todo el trabajo por hacer, pero Datsue trataba de ser positivo aquel día—. ¡Akame! ¡Corre! ¡Ven! —gritó, desde el otro lado de la trampilla—. O mejor, ¡mira primero las huellas que hay en la harina y luego ven!
La mirada del Uchiha, ávida de información, buscó en cada recoveco hasta encontrar otras huellas más alejadas, pequeñas y que podían corresponder a las dejadas por un niño descalzo. Una bombilla se encendió en la mente de Datsue.
—¡Akame! —exclamó, una vez éste llegó a su lado—. Aquí hay más huellas como las de dentro —dijo, señalándolas, aunque rápidamente añadió:—. Pero no te preocupes más, compañero. ¡Ya he resuelto el caso! —se dio un puñetazo en el pecho con la base del puño—. ¡Ja! ¡Vaya que si lo he hecho! ¡Te dije que era toda una suerte hacer una misión con Datsue el Intrépido!
»¿Vamos a por Noemi y os cuento lo que en verdad ha pasado aquí? —preguntó, haciéndose el misterioso.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado