17/05/2017, 20:30
(Última modificación: 17/05/2017, 20:31 por Aotsuki Ayame.)
—Disculpe la interrupción —dijo, la pelirroja, aún desde la puerta.
—¡Oh, no es ninguna molestia! —respondió Kenzou, restándole importancia sacudiendo la mano y reiteró su invitación en que tomara asiento frente a él—. La verdad es que la mañana estaba siendo bastante aburrida. Hay que ver... unos días estás hasta arriba de papeleo y reuniones y otros días simplemente... te limitas a ver el día pasar.
Ella, diligente, obedeció y se sentó en una de las dos sillas. Pero lo hizo casi al borde, como si fuera a quemarle el culo o fuera a saltar en cualquier momento.
—Venía a solicitar una misión.
Kenzou se amasó las mejillas, pensativo.
—¡Ah, qué bien! Precisamente esta mañana ha llegado una misión de rango D que precisaba cierta urgencia. Déjame ver...
Kenzou se inclinó y abrió el último cajón del escritorio. Sus manos rebuscaron durante unos instantes, pero al final terminó sacando un pergamino de aspecto completamente nuevo y lacrado con el símbolo de Kusagakure y la letra D encima.
—¡Aquí está! Espero que tengas mucha suerte, Ritsuko-chan. Ya sabes que contamos contigo —sonrió, tendiéndole las instrucciones de la nueva misión de la pelirroja.
—¡Oh, no es ninguna molestia! —respondió Kenzou, restándole importancia sacudiendo la mano y reiteró su invitación en que tomara asiento frente a él—. La verdad es que la mañana estaba siendo bastante aburrida. Hay que ver... unos días estás hasta arriba de papeleo y reuniones y otros días simplemente... te limitas a ver el día pasar.
Ella, diligente, obedeció y se sentó en una de las dos sillas. Pero lo hizo casi al borde, como si fuera a quemarle el culo o fuera a saltar en cualquier momento.
—Venía a solicitar una misión.
Kenzou se amasó las mejillas, pensativo.
—¡Ah, qué bien! Precisamente esta mañana ha llegado una misión de rango D que precisaba cierta urgencia. Déjame ver...
Kenzou se inclinó y abrió el último cajón del escritorio. Sus manos rebuscaron durante unos instantes, pero al final terminó sacando un pergamino de aspecto completamente nuevo y lacrado con el símbolo de Kusagakure y la letra D encima.
—¡Aquí está! Espero que tengas mucha suerte, Ritsuko-chan. Ya sabes que contamos contigo —sonrió, tendiéndole las instrucciones de la nueva misión de la pelirroja.