Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
3/08/2017, 15:58 (Última modificación: 3/08/2017, 17:51 por Uchiha Akame.)
Akame bajó las escaleras de la terraza del Edificio del Morikage con la misma cara estupefacta con la que había oído toda la conversación entre los tres Kage. Era demasiado expresiva, incluso para él, pero reflejaba fielmente lo que sentía; la más profunda y llana estupefacción. «Chakra natural, bijuu, misteriosos villanos con planes de envergadura mundial, operativos secretos...» A aquella historia no le faltaba un solo perejil. Era más de lo que él jamás podría haber soñado.
Casi se tropezó con uno de los escalones, pero al final logró guardar el equilibrio antes de caerse directamente encima de Akimichi Yakisoba. «Tampoco es que este tipo fuese a notarlo... Por todos los dioses, es enorme». El afamado jounin y Kage más breve de la historia de Uzushiogakure parecía en efecto realmente fuerte. Ninjas Fuertes, así les habían llamado. Sólo de pensarlo a Akame le invadía una profunda sensación de desesperanza, mezclada con algo de respeto y miedo. El Uchiha siempre había gustado de pavonearse de los logros de su clan, pero lo cierto era que los héroes como Hazama o Ryuma habían muerto hacía mucho... Mientras que aquel enorme shinobi estaba allí, delante de ellos.
Sus reflexiones acabaron inevitablemente derivando en más preguntas. ¿Quiénes eran aquellos dos encapuchados? ¿Qué era el chakra natural exactamente? ¿Para qué lo querían?
Se rascó la nuca de forma casi involuntaria. Había algo que no encajaba. Algo que sabía, o que había sabido de algún modo, pero que no era capaz de recordar. Como un sueño difuso o una voz lejana. Tenue, diminuto. Era tan pequeño que Akame tenía la sensación de que siempre había estado ahí —desde siempre—, como esos detalles tan minúsculos que pasas por encima durante años. Pero ahora era consciente de ello. Y no podía soportarlo.
Aquel tic tac era, sin duda, lo que más le intrigaba de todo.
La idea de que alguien estuviese cocinando un plan maestro para causar alguna clase de golpe terrorista no le asustaba demasiado, por el contrario le asombraría enormemente saber que no estuviese pasando. Pero era justamente el trabajo de las fuerzas especiales de los distintos países y un puñado selecto de shinobi y kunoichi frustrar esos planes.
Y ahora él estaba involucrado en un asunto de esa magnitud.
No pudo decir que no había disfrutado del intercambio de comentarios entre la Arashikage y la nueva Uzukage, hasta la intervención del Morikage había sido interesante. Sus sentidos estuvieron tan atentos como le fue posible a cada palabra que salía de los labios de alguna de las tres eminencias.
Hilos, encapuchados sospechosos, sonidos que retumbaban en su cabeza, chakra natural extraído desde la misma tierra, bijuu, ubicaciones especiales a lo largo de los diferentes países, secretos entre su Kage y su campeona. Todo era tan loco como real, y él había sido invitado a formar parte del plan para evitar que quien fuese el maniático que este buscando fuerza a espaldas de todos no logre su cometido.
Acompañando a Shanise, Ayame y él tendrían que partir en dirección a La ciudad fantasma, lugar destruido tiempo atrás por el Gobi. Ahí se debía encontrar uno de los hilos mencionados por Gouna.
No podía estar seguro de si estaba sintiendo temor, emoción o qué, quizás fuese un poco de todo.
Cuando todos se pusieron de pie él no fue la excepción, debía entonces seguir a su superior pero se tomó la libertad de dedicar una formal reverencia conjunto de líderes y una segunda reverencia un poco menos marcada a los demás genin.
—Oh, no tuve la ocasión de agradecerte que me ayudaras con el examen de genin. Será un placer trabajar contigo, Moputa-san.
Una vez fuera y siguiendo a Shanise. Comentaría con una expresión un tanto forzada, la kunoichi de Amegakure. No había olvidado el encuentro que habían tenido, pero si parecía haber olvidado como se llamaba y por alguna razón eso le molestaba un poco.
¡No hay nada que agradecer...!
Negó con un gesto de la palma y una ligera sonrisa acompañando un tono un tanto jocoso
Me alegra saber que aprobó su examen, Aotsuki-san. Sin duda alguna será una experiencia interesante, pero por favor recuerde mejor mi nombre. Es Mogura, Manase Mogura.
A medida que iba dejando escapar las palabras de sus labios su tono iba volviendo poco a poco mas y más serio hasta la llegado el momento de decir su nombre. Era un poco grosero de parte de la kunoichi no recordar el nombre de una persona que lo hubiese ayudado.
Datsue siguió, con sentimientos encontrados, la discusión que se forjó entre Gouna-sama y Yui. Por un lado, él mismo había criticado junto con Akame lo mismo que exponía la Arashikage… Pero una cosa era que le criticase él, y otra muy distinta que lo hiciese una extranjera, por muy Kage que fuese. Algo en su interior —algo que no sabía que tenía— imploraba a la Uzukage que le diese una buena tunda para demostrar quién mandaba allí. «Joder, paso demasiado tiempo con Akame. Me está pegando su patriotismo de mierda…»
Sin embargo, otra parte de él —mucho más ruidosa— rezaba por lo contrario. Mientras todos y cada uno de los presentes se miraban unos a otros, temerosos de que fuese a estallar una batalla campal en aquel mismo momento, el Uchiha desviaba la vista de forma frenética hacia uno y otro lado, como si estuviese buscando algo. Algo que no parecía encontrar… «Chicas… ¡por favor, comportémonos! ¡Que no veo vías de escape asequibles desde mi posición!»
Gracias a los cielos, Kenzou intervino, ejerciendo de mediador, y las nubes que amenazaban con tormenta parecieron clarear. Fue entonces cuando Gouna decidió ir directa al grano y descubrir el misterio de por qué se encontraban allí. Todo había empezado con un encuentro casual con dos extraños encapuchados, uno de los cuales tenía una risa de lo más escalofriante…
"...la tela del mundo lleva construyéndose mucho, mucho tiempo."
"Cuidáos del hombre con la risa escalofriante".
Tic, tac. Tic, tac. El sonido de la aguja de un reloj. El Uchiha sacudió la cabeza, extrañado. ¿Por qué le asaltaban de golpe aquellas frases? Recordaba haberlas oído hacía mucho tiempo, pero no recordaba cuando ni donde… Eran como un sueño lejano, un retazo de un recuerdo teñido por las tinieblas del olvido. Trató de agarrarse a él, de sujetarlo… Pero era como tratar de atrapar la niebla, y cuanto más se esforzaba, más se escurría entre sus dedos.
«Maldita sea, ¡concéntrate! Que esto es importante» Sacudió la cabeza y se obligó a sí mismo a escuchar el resto de la historia de Gouna. Una historia que, a medida que se iba desgranando, iba desencajando más y más el rostro de Datsue. «Por Amateratsu, ¿y de qué ayuda servirán unos tristes gennins contra unos tipos como esos?»
A los pocos instantes, Yui puso voz a sus pensamientos, formulando la misma pregunta por él. Gouna fue la encargada de responder, argumentando que tan solo servirían como refuerzo, para solicitar ayuda en caso de necesidad. «Eso si no nos matan antes de que podamos hacer nada… Joder, no veo esto. No lo veo para nada»
Por desgracia, las cartas estaban sobre la mesa, y parecía no haber marcha atrás…
—Está bien, está bien... —refunfuñó Kenzou—. A ver. Entonces, tenemos que decidir a qué sitio va cada uno, pero creo que está bastante claro.
»Mi escuadrón se dirigirá al Árbol Sagrado. Es un lugar común de entrenamiento de nuestra aldea. Además, Yubiwa-kun es de la Ribera Norte, seguro que se mueve por allí como un pez en el agua.
«¡Sabía que le conocía de algo!» Los ojos de Datsue pasaron rápidamente hacia el exótico hombre, y se sorprendió al comprobar que le estaba mirando en aquel instante, con unos orbes tanto o más coloridos todavía que su propio pelo. Incluso le había… ¿guiñado un ojo? Datsue, sin saber cómo interpretar aquello, y sin recordar todavía de qué le conocía, le devolvió el saludo con un movimiento de cabeza.
No sabía por qué, pero ahora se sentía más seguro…
… Una tranquilidad que desapareció en cuánto les tocó levantarse y dirigirse a su destino. Blanco como el mármol, Datsue bajó las escaleras acompañado de Akame y Yakisoba mientras seguía tratando de asimilar todo lo que había ocurrido en aquella sala...
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Los kages, especialmente Gōna, comenzaron a intercambiar información y a explicar el motivo de tal reunión, no sin antes mostrar sus diferencias: una agresiva Arashikage (”¡Yui! ¡Su nombre es Yui!”), una seria Uzukage y un calmado Morikage.
Comenzaban a hablar sobre unos hombres misteriosos, los cuales mencionaban una especie de hilos de alguna índole, posiblemente en código, cuando sucedió algo extraño. De alguna parte de su mente, un recuerdo surgió ante Taeko y se esfumó de repente.
"...la tela del mundo lleva construyéndose mucho, mucho tiempo."
"Cuidáos del hombre con la risa escalofriante".
Alguna vez en su vida lo había escuchado, no sabía de dónde. Y por alguna razón le daba la sensación de haberlo percibido tal como había percibido su plática con Reika hacía ya tanto; como una voz etérea, ajena al sonido de una voz convencional. La peliplateada torció la cabeza, extrañada. Sin embargo, algo la sorprendió aun más: un misterioso tic tac que resonó en la parte trasera de su cabeza.
Se preguntó entonces si alguien más había escuchado algo raro, pero la situación continuó como si nada, con Gōna explicando lo que había presenciado ella y los suyos.
”Debí de haberlo imaginado… ¿quién podría haberme dicho algo así de críptico?”
La Uzukage prosiguió. Unos hombres encapuchados habían extraído una cantidad monumental de “chakra natural” de un punto en el mundo, y al parecer planeaba hacer lo mismo con otros 3 sitios: el Árbol Sagrado del País del Bosque, una isla del Remolino llamada la Mediana Roja, y una ciudad de la Lluvia conocida como la Ciudad Fantasma.
”Chakra natural… Suena importante. Puro e inmaculado, como agua de un río virgen… Mmm… debo de escribir eso cuando regrese a casa.”
La misión entonces era clara: ir a los tres puntos y detener a los encapuchados antes de que llevasen a cabo cual sea fuere su plan malvado. Taeko asintió mientras la Uzukage repartía unos pergaminos a sendos líderes de grupo. El corazón de la jovencita latía de emoción y temor.
Aceptando su destino, todos los genin se dispusieron a seguir a sus líderes. El tipo del sombrero, cabello azul y cejas pobladas, llamado Yubiwa, era quien guiaría a Yota y Taeko. El rubio le tendió amablemente un caramelo a la peliplateada, quien lo aceptó con gusto y una sonrisa. Lo desenvolvió y se lo metió a la boca, intentando quitar algo de los nervios en su interior con algo dulce. Recordó que el chico le había preguntado el porqué de su nota, así que la jovencita se apresuró a escribir una más, sin dejar de seguir a los dos.
≫Disculpa, Yota-san. No quise ser descortés.
Es solo que no soy capaz de hablar.
Se la mostró con cara alegre, pues muchos se apenaban por sacar a conversación el tema de su mudez. El chico le preguntó al peliazul algo muy pertinente acerca del chakra natural, algo que también le hubiese gustado saber a la chica.
”¿Debería de escribirle algo a Yubiwa-san? No, no creo que haya tiempo. ¡Tenemos que partir cuanto antes!”
Y sin dejar de prestar atención, siguió a los dos ninjas en su camino hacia el Árbol Sagrado.
”Menos mal que traje todo mi equipo conmigo. ¡Excepto uno! Oh, si pudiera usar la arena ya, estaría mejor preparada para esta misión. Creo que es mejor que mi madre crea que estoy en una misión clase D. ¡Así no se preocupará tanto!”