18/05/2017, 18:37
(Última modificación: 18/05/2017, 18:38 por Aotsuki Ayame.)
—Lo haré lo mejor que pueda —sentenció la kunoichi, dedicándole una ligera reverencia, y Kenzou asintió conforme.
—Sé que será así —respondió, con aquella inamovible sonrisa en sus labios. Confiaba en sus shinobi lo suficiente como para saber que siempre daban lo máximo de sí en sus tareas.
—Si no me necesita para nada más me retiraré a prepararme.
—Si tú no tienes ninguna duda con respecto a la misión, puedes marchar. Buena suerte, Ritsuko-chan.
El hombre apoyó sendas manos en los apoyabrazos de su sillón y se reincorporó. Tras despedir a Ritsuko, Kenzou se volvió de nuevo hacia los ventanales de su despacho para admirar las vistas de su aldea.
—Sé que será así —respondió, con aquella inamovible sonrisa en sus labios. Confiaba en sus shinobi lo suficiente como para saber que siempre daban lo máximo de sí en sus tareas.
—Si no me necesita para nada más me retiraré a prepararme.
—Si tú no tienes ninguna duda con respecto a la misión, puedes marchar. Buena suerte, Ritsuko-chan.
El hombre apoyó sendas manos en los apoyabrazos de su sillón y se reincorporó. Tras despedir a Ritsuko, Kenzou se volvió de nuevo hacia los ventanales de su despacho para admirar las vistas de su aldea.