26/06/2015, 15:13
Una imagen a veces vale mas que mil palabras, eso es así en la mayoría de ocasiones, y decir lo contrario es mentir. Expresar algo con meras palabras es mil veces mas complicado, y en la mayoría de ocasiones no termina de expresar el complejo de la vista. Pese a que ésta también te pueda traicionar...
Habían sido tantas las veces que había oído el Yotsuki hablar sobre el puente Kannabi, que casi lo podía visualizar ya. Pero aún le faltaban muchas palabras para verlo, o quizás no tantas... pero en fin, aún no terminaba de imaginárselo. Tras haber empezado a viajar, éste sitio era uno de los mas regentes a visitar. Daba frontera a su país con el país vecino, y era uno de los puntos de influencia más obvios. Estratégicamente hablando, un lugar a tener en consideración.
Habiendo tomado previamente todo su arsenal personal, el genin de Kusa tomó camino hacia su destino. Tenía bien claro el lugar, la dirección, el rumbo, un plano... y aún así se perdió en una infinidad de ocasiones. Era absurdo, realmente estúpido... el shinobi que no sabe ni donde está su casa. Terrible entre los colmos. Pero bueno, ya se había acostumbrado a tomarse un buen tiempo de antelación para cualquier viaje, y con eso de viajar, de poco a poco estaba mejorando su capacidad orientativa. No mucho, pero algo era algo. Con sus capacidades, su plano, la brújula, y unas cuantas indicaciones, el chico llegó a su sino.
"¿Vaya... será este el puente?"
Pensó mientras lo avistaba a cierta distancia. Lo veía entre arboles, desde casi un par de kilómetros, una construcción sobre un río característica y posiblemente inconfundible. Sus avivados colores sobresaltaban ante el verde de los árboles y el árido de la arena y roca. Solo le faltaba un rato andando.
— Bueno... tampoco parece una cosa del otro mundo... — Se dijo a sí mismo.
El chico continuó su caminata, de poco a poco se iba acercando a su destino. Entre tanto, el sol casi llegaba a esconderse por el horizonte. Se había tomado su tiempo para llegar, pero al menos iba a poder avistar un ocaso sobre esa estructura. No estaba mal, el viaje pintaba bien valioso como experiencia personal.
Sus pasos le llevaron hasta un pequeño rellano, el cual daba al comienzo de una estructura monstruosa que reinaba sobre el río. Sus ojos se abrieron como platos, realmente no se veía tan magnificente desde la distancia. Sin demora, pero sin prisa, el chico continuó su marcha hacia la estructura. Algunas personas mas estaban en ese sitio, pero el rubio apenas hizo caso a éstas... no le importaba lo que esos turistas estuviesen haciendo.
Al llegar a pisar la piedra caliza, el chico buscaría el horizonte en el cuál se estaba recostando el astro rey. Un hermoso ocaso, algo que tardaría tiempo en expresar con meras palabras...
Habían sido tantas las veces que había oído el Yotsuki hablar sobre el puente Kannabi, que casi lo podía visualizar ya. Pero aún le faltaban muchas palabras para verlo, o quizás no tantas... pero en fin, aún no terminaba de imaginárselo. Tras haber empezado a viajar, éste sitio era uno de los mas regentes a visitar. Daba frontera a su país con el país vecino, y era uno de los puntos de influencia más obvios. Estratégicamente hablando, un lugar a tener en consideración.
Habiendo tomado previamente todo su arsenal personal, el genin de Kusa tomó camino hacia su destino. Tenía bien claro el lugar, la dirección, el rumbo, un plano... y aún así se perdió en una infinidad de ocasiones. Era absurdo, realmente estúpido... el shinobi que no sabe ni donde está su casa. Terrible entre los colmos. Pero bueno, ya se había acostumbrado a tomarse un buen tiempo de antelación para cualquier viaje, y con eso de viajar, de poco a poco estaba mejorando su capacidad orientativa. No mucho, pero algo era algo. Con sus capacidades, su plano, la brújula, y unas cuantas indicaciones, el chico llegó a su sino.
"¿Vaya... será este el puente?"
Pensó mientras lo avistaba a cierta distancia. Lo veía entre arboles, desde casi un par de kilómetros, una construcción sobre un río característica y posiblemente inconfundible. Sus avivados colores sobresaltaban ante el verde de los árboles y el árido de la arena y roca. Solo le faltaba un rato andando.
— Bueno... tampoco parece una cosa del otro mundo... — Se dijo a sí mismo.
El chico continuó su caminata, de poco a poco se iba acercando a su destino. Entre tanto, el sol casi llegaba a esconderse por el horizonte. Se había tomado su tiempo para llegar, pero al menos iba a poder avistar un ocaso sobre esa estructura. No estaba mal, el viaje pintaba bien valioso como experiencia personal.
Sus pasos le llevaron hasta un pequeño rellano, el cual daba al comienzo de una estructura monstruosa que reinaba sobre el río. Sus ojos se abrieron como platos, realmente no se veía tan magnificente desde la distancia. Sin demora, pero sin prisa, el chico continuó su marcha hacia la estructura. Algunas personas mas estaban en ese sitio, pero el rubio apenas hizo caso a éstas... no le importaba lo que esos turistas estuviesen haciendo.
Al llegar a pisar la piedra caliza, el chico buscaría el horizonte en el cuál se estaba recostando el astro rey. Un hermoso ocaso, algo que tardaría tiempo en expresar con meras palabras...