23/05/2017, 13:59
—¿Qué le pasa? Si no es molestia?— Preguntó un tercero, mis ojos le detallaron rápidamente, a pesar de que era un poco más bajo tenía algo, algo que llamaba mi atención… Su figura, su cabello… No sabía que pero ciertamente me di cuenta que destacaba por algo.
—Habrá cogido un virus en el camino, tiene fiebre y malestar general.— Comenté tras el obvio silencio, que pudo llegar a ser incomodo cuando observé al Senju.
Seguido al peliblanco se manifestó Sarutobi, quien accedió sin peros a la propuesta e incluso aseguro que el servicio médico del hotel le haría un chequeo a mi hermano, aquello sí que estaba bien, que buen trato estábamos teniendo. —Gracias.— Expresé ante sus atenciones.
Los empleados se movieron como hormigas trabajadoras ante el chasquido que hizo el dueño, sonreí fascinado por todo lo que estaba ocurriendo, parecía que fueramos de la realeza o algo así ¿Quién lo diría? Un par de huérfanos disfrutando de unos servicios de lujo por un poco de suerte.
—Apura Kei-chan.— Advirtió mi hermano, quien ya iba siguiendo a nuestro guía por los pasillos del hotel.
—Voy!— Exclamé y posé mi vista en el bajito. —Nos vemos.— Sonreí de forma cálida para luego dar pasos rápidos tras la alta figura del Hyuuga.
Tras unos breves minutos, que pasaron volando, llegamos a la habitación que se nos había otorgado, agradecí al botones e ingresamos al cuarto. Mis ojos brillaron como un niño en dulcería, no habían escatimado en gastos, caminé asombrado por toda la fachada que tenía, cuadros elegantes por aquí, madera de buena calidad por allá, el calor y la impresión que daba tener una chimenea propia y la terraza, eso sí que era digno.
—Tomaré una ducha tibia a ver sí se me pasa esta fiebre.— Expresó mientras se adentraba en el lujoso baño.
”Seguro ha de tener un jacuzzi” Pensé entusiasmado. ”¿Y qué más?” Pensé, aunque realmente no estaba acostumbrado a estar rodeado de tantos lujos, por lo que no sabía exactamente que otro tipo de sorpresas podría encontrarse ahí.
Tras unos escasos minutos la puerta se abrió, prácticamente, sola, me asombré pero no duró mucho tiempo eran las mucamas, que a pesar de que insistí, se encargaron de acomodar el equipaje y otros deberes que para mí fueron innecesarios, pero no iba a negarme del todo, debía aprovechar todos los lujos.
El calor se estaba haciendo un poco molesto, así que fui quedando cada vez con ropa más ligera y acorde a la temperatura, finalmente vestí con una musculosa gris y un short que llegaba un poco por encima de mis rodillas de color negro. —Haze por cierto, una de las empleadas dijo que te iba a esperar afuera para llevarte al área médica.—
—Oi..Oi… Ya me siento mejor ¿debo ir? ¿No me puedes chequear tú? Es un simple resfriado…— Empezó con las excusas, pero su voz fañosa le delataba, sobre todo su puntiaguda y roja nariz.
—Yo estoy de vacaciones jaja, así que anda que te están esperando.— Dije sin más. No era algo que me preocupase, después de todo él estaba en lo cierto. —Leí que tienen piscinas térmicas, iré a descansar un poco allá, después de todo tu estrenaste la ducha.— Expliqué ante de verlo salir por la puerta.
A paso lento y con mucha curiosidad fui caminando por todo el edificio, no quería ir directo a las aguas termales, el hecho de que todo era desconocido me daba curiosidad y una sensación que no podía explicar al ir descubriendo donde se encontraba cada área, que aunque no fuera algo desconocido, me causaba cierta ansiedad, pero solo un poco.
Descubrí las termas después de varias vueltas y entré sin dudar, observé el pasillo fundido en casilleros, la cerámica y todos los detalles y acabados. ”Espero que nos quedemos unos cuantos días” Pensé de forma egoísta, esos lujos no podían desperdiciarse.
Busqué el número que correspondía a mi habitación y guardé mi escasa ropa, la musculosa, el short y la ropa interior, luego anudé la toalla blanca a mi cintura, estaba prácticamente listo y luego me topé con las puertas: baños mixtos, baño de hombres y baño de mujeres. Me quedé ahí y vi hacia atrás, aparentemente no había nadie por ahí… ¿Cuál era la posibilidad de que hubiera gente en las piscinas?
Decidí sin más, agarré el camino de los baños de hombres y al llegar estaba como lo deduje, vació, nadie estaba ahí, posiblemente los otros estaban igual. Una corriente helada me azotó y me apresuré entrando en la cálida agua, que sería mi protectora.
—Habrá cogido un virus en el camino, tiene fiebre y malestar general.— Comenté tras el obvio silencio, que pudo llegar a ser incomodo cuando observé al Senju.
Seguido al peliblanco se manifestó Sarutobi, quien accedió sin peros a la propuesta e incluso aseguro que el servicio médico del hotel le haría un chequeo a mi hermano, aquello sí que estaba bien, que buen trato estábamos teniendo. —Gracias.— Expresé ante sus atenciones.
Los empleados se movieron como hormigas trabajadoras ante el chasquido que hizo el dueño, sonreí fascinado por todo lo que estaba ocurriendo, parecía que fueramos de la realeza o algo así ¿Quién lo diría? Un par de huérfanos disfrutando de unos servicios de lujo por un poco de suerte.
—Apura Kei-chan.— Advirtió mi hermano, quien ya iba siguiendo a nuestro guía por los pasillos del hotel.
—Voy!— Exclamé y posé mi vista en el bajito. —Nos vemos.— Sonreí de forma cálida para luego dar pasos rápidos tras la alta figura del Hyuuga.
Tras unos breves minutos, que pasaron volando, llegamos a la habitación que se nos había otorgado, agradecí al botones e ingresamos al cuarto. Mis ojos brillaron como un niño en dulcería, no habían escatimado en gastos, caminé asombrado por toda la fachada que tenía, cuadros elegantes por aquí, madera de buena calidad por allá, el calor y la impresión que daba tener una chimenea propia y la terraza, eso sí que era digno.
—Tomaré una ducha tibia a ver sí se me pasa esta fiebre.— Expresó mientras se adentraba en el lujoso baño.
”Seguro ha de tener un jacuzzi” Pensé entusiasmado. ”¿Y qué más?” Pensé, aunque realmente no estaba acostumbrado a estar rodeado de tantos lujos, por lo que no sabía exactamente que otro tipo de sorpresas podría encontrarse ahí.
Tras unos escasos minutos la puerta se abrió, prácticamente, sola, me asombré pero no duró mucho tiempo eran las mucamas, que a pesar de que insistí, se encargaron de acomodar el equipaje y otros deberes que para mí fueron innecesarios, pero no iba a negarme del todo, debía aprovechar todos los lujos.
El calor se estaba haciendo un poco molesto, así que fui quedando cada vez con ropa más ligera y acorde a la temperatura, finalmente vestí con una musculosa gris y un short que llegaba un poco por encima de mis rodillas de color negro. —Haze por cierto, una de las empleadas dijo que te iba a esperar afuera para llevarte al área médica.—
—Oi..Oi… Ya me siento mejor ¿debo ir? ¿No me puedes chequear tú? Es un simple resfriado…— Empezó con las excusas, pero su voz fañosa le delataba, sobre todo su puntiaguda y roja nariz.
—Yo estoy de vacaciones jaja, así que anda que te están esperando.— Dije sin más. No era algo que me preocupase, después de todo él estaba en lo cierto. —Leí que tienen piscinas térmicas, iré a descansar un poco allá, después de todo tu estrenaste la ducha.— Expliqué ante de verlo salir por la puerta.
A paso lento y con mucha curiosidad fui caminando por todo el edificio, no quería ir directo a las aguas termales, el hecho de que todo era desconocido me daba curiosidad y una sensación que no podía explicar al ir descubriendo donde se encontraba cada área, que aunque no fuera algo desconocido, me causaba cierta ansiedad, pero solo un poco.
Descubrí las termas después de varias vueltas y entré sin dudar, observé el pasillo fundido en casilleros, la cerámica y todos los detalles y acabados. ”Espero que nos quedemos unos cuantos días” Pensé de forma egoísta, esos lujos no podían desperdiciarse.
Busqué el número que correspondía a mi habitación y guardé mi escasa ropa, la musculosa, el short y la ropa interior, luego anudé la toalla blanca a mi cintura, estaba prácticamente listo y luego me topé con las puertas: baños mixtos, baño de hombres y baño de mujeres. Me quedé ahí y vi hacia atrás, aparentemente no había nadie por ahí… ¿Cuál era la posibilidad de que hubiera gente en las piscinas?
Decidí sin más, agarré el camino de los baños de hombres y al llegar estaba como lo deduje, vació, nadie estaba ahí, posiblemente los otros estaban igual. Una corriente helada me azotó y me apresuré entrando en la cálida agua, que sería mi protectora.