27/06/2015, 15:37
La chica, que tanto le había asombrado, se presentó como Asahina Kunie. El nombre desde luego no le sonaba, ni su apellido tampoco. También le preguntó su nombre, y pareció ver su bandana. Sus palabras parecían lejanas, comos si no le estuviese hablando directamente a él. Intentó recomponerse lo más rápido posible.
— Encantado, soy Eikyu Juro — contestó, un poco mejor — si, soy un genin de Uzushiogakure, como veo que tu eres de Amegakure...
Sus palabras se perdieron en el bullicio de la gente. Lo que quiera que fuese parecía estar animado, se oían risas, insultos, carcajadas. La gente parecía más que contenta con ello. Kunie confirmó lo que el marionetista había estado pensando, era alguna clase de espectáculo.
En su corta edad, el chico no había asistido a demasiados, por así decirlo. A su hermana no le gustaban esa clase de cosas, y por tanto, ella era la que mandaba. Después de otra oleada de risas, sintió gran curiosidad por saber que estaban haciendo ahí.
— Si, yo también quiero — contestó, mientras trataba de seguir a Kunie, a través del mar de gente.
A pesar de lo que pensara, no parecía una muchacha indefensa. Logró hacerse paso a través del público, a base de diversas técnicas que no terminó de ver, pero pudo ver a gente mosqueada, o gente cojeando mientras pasaba...
Solo tuvo que seguirla y pasar por donde ella pasaba. No la perdió de vista, por si acaso, pero estaba seguro de que, aun perdiéndola, podría volver a encontrarla, sabiendo a donde se dirigía. Respecto al resto de personas, la muchacha destacaba bastante, con su piel pálida, y su melena negra.
Pero justamente cuando estaba a punto de alcanzar la primera fila, varias personas acabaron por cerrar el pequeño camino que la chica había dejado.
— ¿Puedo pasar? — preguntó, dando unos toquecitos en la espalda a un hombre que erguía delante suyo, con una espalda ancha y prominente.
El hombre le ignoró, por lo que Juro probó a imitar a Kunie. Le dió una patada en la espinilla, mientras empujaba para pasar. El hombre le miró con una cara no muy agradable.
Antes de que se diese cuenta, salió despedido con un empujón, hacia la primera fila. Pasaría justamente al lado de Kunie, sin llegar a darle, y aterrizaría dándose de bruces con la pared del escenario, utilizando sus manos para amortiguar el dolor. Justo en ese momento, estaban buscando algo sobre un voluntario.
—Yo.... — de repente, se sintió observado, tanto por el público como por las dos personas. Intentó huir de aquel lugar, dar alguna excusa y ponerse con Kunie, pero las palabras se transformaron en un débil susurró, que ni si quiera pudo terminar.
— Encantado, soy Eikyu Juro — contestó, un poco mejor — si, soy un genin de Uzushiogakure, como veo que tu eres de Amegakure...
Sus palabras se perdieron en el bullicio de la gente. Lo que quiera que fuese parecía estar animado, se oían risas, insultos, carcajadas. La gente parecía más que contenta con ello. Kunie confirmó lo que el marionetista había estado pensando, era alguna clase de espectáculo.
En su corta edad, el chico no había asistido a demasiados, por así decirlo. A su hermana no le gustaban esa clase de cosas, y por tanto, ella era la que mandaba. Después de otra oleada de risas, sintió gran curiosidad por saber que estaban haciendo ahí.
— Si, yo también quiero — contestó, mientras trataba de seguir a Kunie, a través del mar de gente.
A pesar de lo que pensara, no parecía una muchacha indefensa. Logró hacerse paso a través del público, a base de diversas técnicas que no terminó de ver, pero pudo ver a gente mosqueada, o gente cojeando mientras pasaba...
Solo tuvo que seguirla y pasar por donde ella pasaba. No la perdió de vista, por si acaso, pero estaba seguro de que, aun perdiéndola, podría volver a encontrarla, sabiendo a donde se dirigía. Respecto al resto de personas, la muchacha destacaba bastante, con su piel pálida, y su melena negra.
Pero justamente cuando estaba a punto de alcanzar la primera fila, varias personas acabaron por cerrar el pequeño camino que la chica había dejado.
— ¿Puedo pasar? — preguntó, dando unos toquecitos en la espalda a un hombre que erguía delante suyo, con una espalda ancha y prominente.
El hombre le ignoró, por lo que Juro probó a imitar a Kunie. Le dió una patada en la espinilla, mientras empujaba para pasar. El hombre le miró con una cara no muy agradable.
Antes de que se diese cuenta, salió despedido con un empujón, hacia la primera fila. Pasaría justamente al lado de Kunie, sin llegar a darle, y aterrizaría dándose de bruces con la pared del escenario, utilizando sus manos para amortiguar el dolor. Justo en ese momento, estaban buscando algo sobre un voluntario.
—Yo.... — de repente, se sintió observado, tanto por el público como por las dos personas. Intentó huir de aquel lugar, dar alguna excusa y ponerse con Kunie, pero las palabras se transformaron en un débil susurró, que ni si quiera pudo terminar.