25/05/2017, 19:21
(Última modificación: 25/05/2017, 19:21 por Uzumaki Eri.)
Ante las dubitativas del calvo, Eri no sabía si decirle algo o bien dejarle trabajar tranquilo ya que se dirigió al lugar que ella había indicado. Parpadeó varias veces, dudando; pero luego se puso manos a la obra imitando a Karamaru remangándose el suéter que llevaba para no mancharse más de lo debido.
Se puso en cuclillas y comenzó a retirar las cosechas destrozadas una a una, liberando un gran espacio de tierra que luego sería la cama de muchas semillas. No era tan difícil ahora que lo hacía ella con sus propias manos, pero aquello resultaba un poco estúpido, ya que ellos habían venido a buscar a quien había destrozado sus cultivos, no a arreglarlos para que luego, quizá, volviese a aparecer el maleante que los había destrozado.
— Cuéntame algo de ti, Eri, ¿qué es de tu vida?
La joven levantó la cabeza tan rápido que le dolió en el cuello, ensimismada como estaba, no esperaba que el Amenio le hablase tan de repente. «Es tu culpa, por estar en las nubes.»
— Oh, bueno, pues... Vivo en Uzushiogakure con mi hermano mayor, me gradué este mismo año en primavera y he viajado mucho, me gusta mucho los dangos y el invierno... Esto... No sé, ¿qué podría decir de mí? — Respondió un poco avergonzada. — Ya sé, mientras hacemos esto, juguemos al juego de las preguntas, yo pregunto algo y tu respondes, y viceversa... ¿Te parece?
Sacó lo que parecía una patata en mal estado.
— ¿Cuál es tu color favorito?
La tierra bajo sus pies pareció temblar, seguramente eran imaginaciones suyas.
Se puso en cuclillas y comenzó a retirar las cosechas destrozadas una a una, liberando un gran espacio de tierra que luego sería la cama de muchas semillas. No era tan difícil ahora que lo hacía ella con sus propias manos, pero aquello resultaba un poco estúpido, ya que ellos habían venido a buscar a quien había destrozado sus cultivos, no a arreglarlos para que luego, quizá, volviese a aparecer el maleante que los había destrozado.
— Cuéntame algo de ti, Eri, ¿qué es de tu vida?
La joven levantó la cabeza tan rápido que le dolió en el cuello, ensimismada como estaba, no esperaba que el Amenio le hablase tan de repente. «Es tu culpa, por estar en las nubes.»
— Oh, bueno, pues... Vivo en Uzushiogakure con mi hermano mayor, me gradué este mismo año en primavera y he viajado mucho, me gusta mucho los dangos y el invierno... Esto... No sé, ¿qué podría decir de mí? — Respondió un poco avergonzada. — Ya sé, mientras hacemos esto, juguemos al juego de las preguntas, yo pregunto algo y tu respondes, y viceversa... ¿Te parece?
Sacó lo que parecía una patata en mal estado.
— ¿Cuál es tu color favorito?
La tierra bajo sus pies pareció temblar, seguramente eran imaginaciones suyas.