25/05/2017, 19:44
(Última modificación: 26/05/2017, 11:30 por Aotsuki Ayame.)
Pero Nabi había entrelazado sus manos antes de que Ayame hubiera siquiera aterrizado y la muchacha contempló horrorizada como la tierra se retorcía y se resquebrajaba justo en el punto en el que estaba a punto de apoyar los pies, creando un pequeño socabón de rocas afiladas como navajas. Apresuradamente, ella misma entrelazó sus manos y escupió un chorro de agua a presión contra el suelo con la suficiente fuerza como para salir propulsada en dirección contraria y terminar aterrizando de nuevo de pie en el agua.
—¡¿Pero qué haces?! ¡Casi me matas! —exclamó, histérica.
Pero sus gritos se vieron ahogados por un nuevo rugido del cocodrilo, que, incapaz de evitarlo como lo había hecho la kunoichi, había visto sus patas atrapadas bajo aquel amasijo de tierra y rocas. Ayame se acercó corriendo al de Uzushiogakure, que se mantenía enarbolando la kodachi con fiereza. Ayame le agarró de la manga, mirándole con urgencia.
—¡Está protegiendo el nido, Senju-san! —repitió, angustiada—. ¡Deberíamos irnos antes de que...!
Ayame se quedó lívida cuando un bramido, incluso más fuerte que el anterior, surgió del río. Ensordecida y aterrorizada, la muchacha se giró hacia la corriente de agua a tiempo de ver como otro cocodrilo incluso el doble de grande que el anterior se dirigía hacia ellos a toda velocidad con las fauces abiertas de par en par.
Debía de ser el padre.
Ayame ni siquiera esperó la respuesta del de Uzushiogakure. Le soltó con brusquedad, giró sobre sus propios talones y echó a correr con todas sus fuerzas hacia el interior del bosque. Hacia donde recordaba que se encontraba el Puente Kannabi...
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40 PV por mordisco
30 PV por coletazo
20 PV por zarpazo
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80 PV por mordisco
60 PV por coletazo
40 PV por zarpazo
—¡¿Pero qué haces?! ¡Casi me matas! —exclamó, histérica.
Pero sus gritos se vieron ahogados por un nuevo rugido del cocodrilo, que, incapaz de evitarlo como lo había hecho la kunoichi, había visto sus patas atrapadas bajo aquel amasijo de tierra y rocas. Ayame se acercó corriendo al de Uzushiogakure, que se mantenía enarbolando la kodachi con fiereza. Ayame le agarró de la manga, mirándole con urgencia.
—¡Está protegiendo el nido, Senju-san! —repitió, angustiada—. ¡Deberíamos irnos antes de que...!
Ayame se quedó lívida cuando un bramido, incluso más fuerte que el anterior, surgió del río. Ensordecida y aterrorizada, la muchacha se giró hacia la corriente de agua a tiempo de ver como otro cocodrilo incluso el doble de grande que el anterior se dirigía hacia ellos a toda velocidad con las fauces abiertas de par en par.
Debía de ser el padre.
Ayame ni siquiera esperó la respuesta del de Uzushiogakure. Le soltó con brusquedad, giró sobre sus propios talones y echó a correr con todas sus fuerzas hacia el interior del bosque. Hacia donde recordaba que se encontraba el Puente Kannabi...
Ayame
70/100
78/110
Mamá Cocodrila
170/230
40 PV por mordisco
30 PV por coletazo
20 PV por zarpazo
Papá Cocodrilo
460/460
80 PV por mordisco
60 PV por coletazo
40 PV por zarpazo