26/05/2017, 00:01
(Última modificación: 26/05/2017, 00:17 por Uchiha Datsue.)
La mano de Noemi, rauda y veloz como una flecha, se cerró como una trampa en el cuerpo del gato… ¿y qué podía hacer Datsue? Nada, absolutamente nada. Era cierto que tenía el sharingan, y que su percepción y reflejos eran dignos de admirar. Pero, simplemente, no pudo hacer nada…
¡Plaf! El cuerpo del Uchiha perdió de pronto la transformación, y allí estaba él en frente de ella, tan pegados que podían sentir la respiración el uno del otro, el aliento, la suave presión del…
—¿Hola? —dijo, súbitamente rojo, con voz irónica—. Bonito sitio este en el que te escondiste —añadió, con una sonrisa temblorosa. En menudo aprieto se había metido, nunca mejor dicho. Pero, ¿qué culpa tenía él?
«Nada, absolutamente nada. Han sido circunstancias propias de la vida. Eso… meras circunstancias…»
Justo en ese momento, Akame entró de vuelta en la tienda, aparentemente con las llaves…
El Uchiha, medio dormido, dio un respingo al oír un ruido. Estuvo a punto de alertar a grito pelado a sus compañeros, solo para evidenciar que había sido él quien lo había oído primero, pero entonces vio a Akame, con el puño en alto, y chasqueó la lengua por no haberlo hecho a tiempo. Instantes más tarde, con la cabeza ya más despejada, dio gracias a los cielos por no haberlo hecho.
Hubiese sido la ruina de la misión.
Datsue se levantó silenciosamente, agazapado, y vio movimiento por la trampilla… ¡Un jodido chucho se estaba colando! «Maldito… ¡Va a dar al traste con toda la misión!»
—Chico malo, chico malo —susurró, sin atreverse a levantar la voz, tratando de espantarle. Fue entonces cuando el muy condenado cogió un paquete de carne y salió corriendo—. ¡Eh, eso sí que no!
Algo hizo click en su cerebro. La última pieza del puzzle encajando. Se sonrió, maravillado por su propio intelecto superior.
—¡Chicos! —exclamó, pletórico—. Creo que ya sé quién…
Se detuvo de pronto, al darse cuenta que estaba hablando para las paredes. Akame ya hacía tiempo que peleaba energéticamente contra la persiana metálica, abriéndola de golpe. Y Noemi…
¡Plaf! El cuerpo del Uchiha perdió de pronto la transformación, y allí estaba él en frente de ella, tan pegados que podían sentir la respiración el uno del otro, el aliento, la suave presión del…
—¿Hola? —dijo, súbitamente rojo, con voz irónica—. Bonito sitio este en el que te escondiste —añadió, con una sonrisa temblorosa. En menudo aprieto se había metido, nunca mejor dicho. Pero, ¿qué culpa tenía él?
«Nada, absolutamente nada. Han sido circunstancias propias de la vida. Eso… meras circunstancias…»
Justo en ese momento, Akame entró de vuelta en la tienda, aparentemente con las llaves…
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El Uchiha, medio dormido, dio un respingo al oír un ruido. Estuvo a punto de alertar a grito pelado a sus compañeros, solo para evidenciar que había sido él quien lo había oído primero, pero entonces vio a Akame, con el puño en alto, y chasqueó la lengua por no haberlo hecho a tiempo. Instantes más tarde, con la cabeza ya más despejada, dio gracias a los cielos por no haberlo hecho.
Hubiese sido la ruina de la misión.
Datsue se levantó silenciosamente, agazapado, y vio movimiento por la trampilla… ¡Un jodido chucho se estaba colando! «Maldito… ¡Va a dar al traste con toda la misión!»
—Chico malo, chico malo —susurró, sin atreverse a levantar la voz, tratando de espantarle. Fue entonces cuando el muy condenado cogió un paquete de carne y salió corriendo—. ¡Eh, eso sí que no!
Algo hizo click en su cerebro. La última pieza del puzzle encajando. Se sonrió, maravillado por su propio intelecto superior.
—¡Chicos! —exclamó, pletórico—. Creo que ya sé quién…
Se detuvo de pronto, al darse cuenta que estaba hablando para las paredes. Akame ya hacía tiempo que peleaba energéticamente contra la persiana metálica, abriéndola de golpe. Y Noemi…
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado