26/05/2017, 11:55
(Última modificación: 26/05/2017, 11:55 por Inuzuka Nabi.)
—¡¿Pero qué haces?! ¡Casi me matas! —
— ¿Y a ti qué te parece? ¡Ralentizar al bicho ese para que no nos coma!
Estaba pensando todo tipo de quejas sobre la actitud de la muchacha a quien le ha salvado el culo de llevarse otro mordisco en la nuca. Interrumpiendo mis pensamiento entró en escena el segundo dinosaurio del día, más grande y más fuerte, con unos dientes más afilados y unas escamas más oscuras.
La desgraciada de Ame que estaba tirando de mi para que nos fueramos se largó en cuanto vio a la versión mejorada del dinosaurio. Justo en ese instante es cuando me pregunté qué coño hacía yo ahí. Por suerte, ya tenía un punto de experiencia con reptiles de grandes fauces, sabía que iba a venir colmillos por delante.
Concentré el chakra en la hoja de mi Kodachi provocando un destello con la luz del Sol que daba en el claro. Tras eso buscaría el arbol más cercano y me subiría a la rama más gorda y alta que tuviera. Ayame había salido corriendo, aunque intentara alcanzarla, como no se tropezara y se comiera el suelo, lo más probable era que no la alcanzara.
Pero ya no se trataba de eso, si quería salir de ese bosque, del cual no me acordaba por donde había entrado, tendría que seguirla hasta el puente. Suspiré y seguí el camino por el que desapareció, saltando de arbol en arbol.
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—Nabi—