30/05/2017, 00:04
(Última modificación: 29/07/2017, 02:18 por Amedama Daruu.)
Sintió el impacto con el hombro de Ayame, pero parte de su cuerpo estalló y le mojó la cara, el pelo y la ropa. Daruu rechinó los dientes y caminó hacia su mochila, lentamente, con los puños apretados. Pero se detuvo cuando escuchó un ruido que reverberó como el cristal a sus espaldas, y la gélida voz de Kori anunciar:
—No pienso hacer de niñera —expresó Kōri, claro, conciso y cortante como el vidrio—. Así que no nos vamos a mover de aquí hasta que resolváis vuestras diferencias.
—Bien.
Daruu se dio inmediatamente la vuelta, sin coger su mochila, y pasó al lado del Hielo como una saeta. Paró a tres metros de Ayame y espetó:
—Eh, cobarde, si quieres pelea te la puedo dar ahora mismo —dijo, totalmente enfurecido. Las palabras de Ayame el día interior le habían herido donde más duele—. Me pregunto si cuando dijiste que querías sorprender a tu padre te referías a eso, a hacer trucos de magia estallando en agua por sorpresa como un mago en una feria ambulante.
»Vamos, adelante. Al fin y al cabo, no pasé todo un día ayudándote para aprobar el examen para nada. Ah no, que no nos conocemos de nada, que no me contaste todos tus problemas, que no te ayudé con nada.
Escupió a un lado.
—Dijiste que nos conocemos desde hace un par de días, pero yo siempre me he preocupado por ti, siempre desde la academia, siempre, aunque no me atreviera a intervenir.
»Después de todo eso, después de compartir mi capa contigo en el carro... ¿Me dices eso? ¡Venga ya! Déjate de chiquilladas y asume lo que dices y haces. Has usado tu técnica, ¿no? Venga, sigue usándola. Intenta luchar, mago ambulante.
—No pienso hacer de niñera —expresó Kōri, claro, conciso y cortante como el vidrio—. Así que no nos vamos a mover de aquí hasta que resolváis vuestras diferencias.
—Bien.
Daruu se dio inmediatamente la vuelta, sin coger su mochila, y pasó al lado del Hielo como una saeta. Paró a tres metros de Ayame y espetó:
—Eh, cobarde, si quieres pelea te la puedo dar ahora mismo —dijo, totalmente enfurecido. Las palabras de Ayame el día interior le habían herido donde más duele—. Me pregunto si cuando dijiste que querías sorprender a tu padre te referías a eso, a hacer trucos de magia estallando en agua por sorpresa como un mago en una feria ambulante.
»Vamos, adelante. Al fin y al cabo, no pasé todo un día ayudándote para aprobar el examen para nada. Ah no, que no nos conocemos de nada, que no me contaste todos tus problemas, que no te ayudé con nada.
Escupió a un lado.
—Dijiste que nos conocemos desde hace un par de días, pero yo siempre me he preocupado por ti, siempre desde la academia, siempre, aunque no me atreviera a intervenir.
»Después de todo eso, después de compartir mi capa contigo en el carro... ¿Me dices eso? ¡Venga ya! Déjate de chiquilladas y asume lo que dices y haces. Has usado tu técnica, ¿no? Venga, sigue usándola. Intenta luchar, mago ambulante.