30/05/2017, 14:08
Ahora ya no era un dos contra dos, sino un dos dinosaurios geneticamente modificados para tener más mala ostra y más odio acumulado hacia los shinobis rubios contra un inocente shinobi de Uzushiogakure que no sabía qué coño hacía aquí.
Por eso, a pesar de haberme encargado del más asalvajado de los reptiles prehistoricos y haber conseguido llegar a un lugar seguro, seguro seguía siendo un termino ambiguo. El otro dinosaurio se dedicó a derribar arboles como oficio a media jornada, inevitablemente fue a por el arbol en el que yo me encontraba.
Me encontré en una situación bastante grave, todo gracias a la gravedad que me arrastraba hacia el suelo sin invitarme a cenar primero. Por habilidad, que no por suerte, aún tenía su Kodachi en mano. Durante un milisegundo mi mente se dijo a si misma que si hubiera tenido una familia normal tal vez mis padres me hubieran advertido que correr con Kodachis era peligroso y ahora estaría desarmado cayendo a un dinosaurio malevolo.
Tras ese milisegundo coloqué la Kodachi delante mio, para que ella impactara contra el dinosaurio antes que yo y tal vez así saliera vivo de ésta, usando la espada para que el animal no pudiese cerrar la boca tan rápido como debiera. Pero esa boca se cerró bastante antes de lo esperado por un chorro de agua.
Así que todo lo que conseguí es darme una buena ostra contra el suelo, ya que recuperar una buena posición de aterrizaje a esas alturas y velocidades era algo lejos de mi alcance. Me volví a levantar tan rápido como pude, con un dolor generalizado que no estaba muy seguro de donde empezaba y donde acababa.
Recogí mi katana y la envainé justo cuando la amenia que había decidido volver me tiraba de la manga para salir por patas de ahí.
—¡Tenemos que salir de aquí! —
— ¡Menos mal que me has avisado, yo ya tenía pensado quedarme de picnic!
Salí corriendo tras ella, concentrado en no dar ningún traspie y en que si oía algo fuera de lo común o parecido a un dinosaurio llevar mi mano al portaobjetos tan rápido como me fuera posible.
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Por eso, a pesar de haberme encargado del más asalvajado de los reptiles prehistoricos y haber conseguido llegar a un lugar seguro, seguro seguía siendo un termino ambiguo. El otro dinosaurio se dedicó a derribar arboles como oficio a media jornada, inevitablemente fue a por el arbol en el que yo me encontraba.
Me encontré en una situación bastante grave, todo gracias a la gravedad que me arrastraba hacia el suelo sin invitarme a cenar primero. Por habilidad, que no por suerte, aún tenía su Kodachi en mano. Durante un milisegundo mi mente se dijo a si misma que si hubiera tenido una familia normal tal vez mis padres me hubieran advertido que correr con Kodachis era peligroso y ahora estaría desarmado cayendo a un dinosaurio malevolo.
Tras ese milisegundo coloqué la Kodachi delante mio, para que ella impactara contra el dinosaurio antes que yo y tal vez así saliera vivo de ésta, usando la espada para que el animal no pudiese cerrar la boca tan rápido como debiera. Pero esa boca se cerró bastante antes de lo esperado por un chorro de agua.
Así que todo lo que conseguí es darme una buena ostra contra el suelo, ya que recuperar una buena posición de aterrizaje a esas alturas y velocidades era algo lejos de mi alcance. Me volví a levantar tan rápido como pude, con un dolor generalizado que no estaba muy seguro de donde empezaba y donde acababa.
Recogí mi katana y la envainé justo cuando la amenia que había decidido volver me tiraba de la manga para salir por patas de ahí.
—¡Tenemos que salir de aquí! —
— ¡Menos mal que me has avisado, yo ya tenía pensado quedarme de picnic!
Salí corriendo tras ella, concentrado en no dar ningún traspie y en que si oía algo fuera de lo común o parecido a un dinosaurio llevar mi mano al portaobjetos tan rápido como me fuera posible.
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—Nabi—