1/06/2017, 17:46
—Algo más… alegre —murmuró Datsue, algo decepcionado por no haber causado ni el más mínimo efecto en la muchacha. «Bueno, al menos me pidió otra canción. Tan malo no habré sido»—. Pues a ver… Y no, no soy alérgico —aclaró, antes de empezar a pensar—. Está El novio de la muerte —aunque aquel, más que alegre, era simplemente patriótico—; El andar del borracho; La Rianxeira, El Paraguas de… ¡Ah, ya sé! ¡La Kusareña! —exclamó, al creer haber dado en el clavo, con una canción popular de La Ribera del Norte…
…o algo ligeramente parecido.
El bachi empezó a rasgar las cuerdas del instrumento, esta vez con más rapidez, mientras se aclaraba la garganta. Entonces, con voz más alegre y jovial, empezó a cantar:
Entonces, el Uchiha empezó a dar un perfil y otro de su rostro, intercalándolos, como si estuviese representando dos personalidades distintas, a la vez que modulaba su voz de una más ruda y grave a otra más aguda y femenina.
Entonces, cambió a su perfil derecho, el del hombre rudo, y abrió los ojos de pronto, como si hubiese visto algo que le dejase anonadado.
Nuevamente, Datsue dio el perfil diestro, y, dando golpes con el dedo en el aire, como regañando a alguien, cantó:
Repitió la última estrofa por última vez, y, con una última nota de cuerdas, la canción llegó a su fin.
…o algo ligeramente parecido.
El bachi empezó a rasgar las cuerdas del instrumento, esta vez con más rapidez, mientras se aclaraba la garganta. Entonces, con voz más alegre y jovial, empezó a cantar:
Y llueve, llueve, llueve, ¡ay cómo llueve, en los Cerezos!
Y cantan, cantan, cantan, ¡ay cómo cantan, los Uzureños!
Y ríe, ríe, ríe, ¡ay cómo ríe, la hija del Kusareño!
Y lloran, lloran, lloran, ¡ay cómo lloran, los Kusareños!
Y cantan, cantan, cantan, ¡ay cómo cantan, los Uzureños!
Y ríe, ríe, ríe, ¡ay cómo ríe, la hija del Kusareño!
Y lloran, lloran, lloran, ¡ay cómo lloran, los Kusareños!
Entonces, el Uchiha empezó a dar un perfil y otro de su rostro, intercalándolos, como si estuviese representando dos personalidades distintas, a la vez que modulaba su voz de una más ruda y grave a otra más aguda y femenina.
¿Bailaste hija mía?
Bailé, ¡sí señor!
Dime con quién bailaste
Bailé con mi amor.
Bailé, ¡sí señor!
Dime con quién bailaste
Bailé con mi amor.
Con tu amor, hija mía,
no vuelvas a bailar.
Porque te levanta la falda del kimono
y es muy difícil de bajar
no vuelvas a bailar.
Porque te levanta la falda del kimono
y es muy difícil de bajar
No te preocupes, padre mío,
nada de eso sucedió.
Él volvió por su camino,
y yo por el de Dios.
nada de eso sucedió.
Él volvió por su camino,
y yo por el de Dios.
Entonces, cambió a su perfil derecho, el del hombre rudo, y abrió los ojos de pronto, como si hubiese visto algo que le dejase anonadado.
¿Vienes mojada, hija mía?
Vengo empapada, ¡sí señor!
¿No será culpa de ese Uchiha?
De su wagasa, ¡que no me resguardó!
Vengo empapada, ¡sí señor!
¿No será culpa de ese Uchiha?
De su wagasa, ¡que no me resguardó!
Nuevamente, Datsue dio el perfil diestro, y, dando golpes con el dedo en el aire, como regañando a alguien, cantó:
La wagasa de Akame, es una wagasa muy mala,
si le caen cuatro gotas... ¡ya se le humedece el asta!
Y por eso las Uzureñas, por muy mojadas y empapadas,
no se pondrían debajo, ¡de su basta wagasa!
Ay, padre mío, no te preocupes, ¡por favor!
Que el chico es un profesional, y me mantuvo en calor
Ay, padre mío, no te preocupes, ¡por favor!
Y no cuentes nada a Yota, o le romperás el corazón
Y cantan, cantan, cantan, los Uzureños, en los Cerezos,
y ríen, ríen, ríen, las Kusareñas, en sus regazos,
y llueve, llueve, llueve, ¡ay cómo llueve, en los sembrados!,
y lloran, lloran, lloran, los Kusareños, ¡al seguir secos!
si le caen cuatro gotas... ¡ya se le humedece el asta!
Y por eso las Uzureñas, por muy mojadas y empapadas,
no se pondrían debajo, ¡de su basta wagasa!
Ay, padre mío, no te preocupes, ¡por favor!
Que el chico es un profesional, y me mantuvo en calor
Ay, padre mío, no te preocupes, ¡por favor!
Y no cuentes nada a Yota, o le romperás el corazón
Y cantan, cantan, cantan, los Uzureños, en los Cerezos,
y ríen, ríen, ríen, las Kusareñas, en sus regazos,
y llueve, llueve, llueve, ¡ay cómo llueve, en los sembrados!,
y lloran, lloran, lloran, los Kusareños, ¡al seguir secos!
Repitió la última estrofa por última vez, y, con una última nota de cuerdas, la canción llegó a su fin.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado