2/06/2017, 10:17
— Lo de la mala suerte no te lo discuto porque mira que tener que hacer dos misiones seguidas conmigo... Te habrá mirado mal un tuerto bizco o algo. Pero no te preocupes, que como ha sido culpa mía yo me encargo de rellenar este cubo.
— L-lo siento, Nabi-kun. — Murmuró incorporándose y tomando el cubo con fuerza. — La verdad es que es una suerte hacer las misiones contigo, ya sabes... Siempre estás ahí cuando lo necesito. — Alegó con una tímida sonrisa mientras el chico llenaba el cubo.
Luego ambos volvieron al recinto para comenzar con la última tarea: limpiar todo el lugar de arriba a abajo. Ambos jóvenes dejaron en un rincón los cubos llenos de agua y Eri corrió al almacén para buscar algún producto para echar a la sustancia y que los suelos quedasen mucho más brillantes y limpios.
Con suerte encontró Don Calvomaru, el experto en dejar los suelos impecables. No solía usar ese tipo de marcas porque resultaban muy caras, pero debía admitir que era mucho mejor que cualquier marca blanca de la villa.
Suspiró, no debía de pensar en eso.
Volvió a salir y echó un poco en cada cubo para que se esparciese bien por el agua, luego alcanzó una mopa y le dio una al rubio, tocaba ponerse manos a la obra.
— Bien... Sé que esta misión es un tanto... Aburrida, solo espero que terminemos pronto y podamos hacer algo... Más entretenido. — Cuando el Senju hubo tomado la mopa, añadió. ---- Como siempre, tu derecha, yo izquierda, nos encontramos en el medio de la sala, ¿vale? ¡Manos a la obra!
Y se marchó a una de las esquinas para comenzar su tarea.
— L-lo siento, Nabi-kun. — Murmuró incorporándose y tomando el cubo con fuerza. — La verdad es que es una suerte hacer las misiones contigo, ya sabes... Siempre estás ahí cuando lo necesito. — Alegó con una tímida sonrisa mientras el chico llenaba el cubo.
Luego ambos volvieron al recinto para comenzar con la última tarea: limpiar todo el lugar de arriba a abajo. Ambos jóvenes dejaron en un rincón los cubos llenos de agua y Eri corrió al almacén para buscar algún producto para echar a la sustancia y que los suelos quedasen mucho más brillantes y limpios.
Con suerte encontró Don Calvomaru, el experto en dejar los suelos impecables. No solía usar ese tipo de marcas porque resultaban muy caras, pero debía admitir que era mucho mejor que cualquier marca blanca de la villa.
Suspiró, no debía de pensar en eso.
Volvió a salir y echó un poco en cada cubo para que se esparciese bien por el agua, luego alcanzó una mopa y le dio una al rubio, tocaba ponerse manos a la obra.
— Bien... Sé que esta misión es un tanto... Aburrida, solo espero que terminemos pronto y podamos hacer algo... Más entretenido. — Cuando el Senju hubo tomado la mopa, añadió. ---- Como siempre, tu derecha, yo izquierda, nos encontramos en el medio de la sala, ¿vale? ¡Manos a la obra!
Y se marchó a una de las esquinas para comenzar su tarea.