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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#2
Daruu volvió a mojar la galleta en el chocolate con leche sin dejar de mirar de reojo el pequeño paquetito blanco envuelto en un lazo rojo que tenía a la izquierda en la mesa. Fue a darle un bocado a la galleta, pero estaba tan empapada de leche que cayó en la taza y le empapó.

—¡Joder! —Cogió una servilleta y se limpió la camiseta del pijama como pudo.

Kiroe profirío una risilla de demonio al otro lado de la mesa.

—Ay, Daruucín...

Daruu levantó la mirada, enfurruñado, cogiendo otra servilleta y limpiándose el resto del desastre que él sólo había montado.

—¿Qué? —inquirió, malhumorado.

—¿Te gusta esa chica, verdad? Ayame-chan te gusta.

—No. No me gusta —cortó, tajante. Sin embargo, apartó la mirada, totalmente ruborizado—. Pero ayer fue su cumpleaños. Pensé que sería un detalle bonito.

Kiroe volvió a reír. Se levantó y arrimó su silla a la mesa. Suspiró.

—Sí, ya. Y por eso le has hecho eso.

—Ay, de verdad, ¡déjame ya, mamá! —Daruu hizo un ademán con la mano, y casi vuelca la taza.

—Anda, termínate el desayuno, que igual llegas tarde. Además, como sigas así al final lo tiras todo.


···


Más tarde...



Llegó un cuarto de hora antes de lo previsto por Kori-sensei, es decir, justo cuando Daruu tenía previsto. Ayame ya estaba allí, para su grata sorpresa, observando su reflejo en un espejo de mano mientras murmuraba algo con cara de pocos amigos. «Oh, oh no... Y si... ¿Y si hoy está de mal humor?»

Se revolvió, nervioso, y se acercó como un hervíboro temeroso de convertirse en presa.

—¿A... Ayame? —Daruu tenía las manos detrás de la espalda, ocultando la pequeña caja. Sus dedos, temblorosos, temblaban, pero se mantenían firmemente agarrados al embalaje—. Me alegro de ver... verte. ¿Cómo estás? Te... te he traído una cosita.

Se ruborizó como una colegiala.

—¡Fe... FELIZ CUMPLEAÑOS! —Extendió los brazos hacia adelante al fin y reveló el regalo: un pequeño envoltorio blanco envuelto con un lazo rojo. De cerca, podían apreciarse siluetas de colorines con varios tipos de peces dibujados en el cartón—. S... sé que fue ayer, p-pero estuve muy ocupado haciéndote esto y... y...

»¡Ay, ábrelo ya! —Brincó, impaciente.

La cajita contenía un taiyaki decorado de color azul, con varias estrellitas de colores de pasta dulce por encima y brillantes. Abajo, en la aleta, se podía leer "Felicidades, Ayame-chan: eres la mejor compañera".

El rojo de Daruu había pasado a un morado con muy mala pinta.

—Lo... lo he hecho yo. Lo he horneado... Es-espero que te guste. Si no tienes hambre te lo puedes g-guardar para otro m-momento.
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
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Mensajes en este tema
RE: (D) Perdidos entre tuberías - por Amedama Daruu - 2/06/2017, 10:46


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