3/06/2017, 00:42
«Así que Habaki Karamaru... Un nombre curioso. No sé nada de ningún clan Habaki, ¿tendrán también un Kekkei Genkai?». Akame no pudo evitar desviar la mirada un momento hacia la reluciente calva del muchacho, pensando si sería un rasgo genético distintivo de su linaje, como el pelo negro en los Uchiha.
De repente Karamaru se agachó, tomando algo del suelo, y cuando se acercó a la estatua el del Remolino pudo verlo con claridad; era una piedra bastante puntiaguda. Ante la pregunta del amenio, Akame se limitó a asentir tímidamente. No estaba seguro de lo que pretendía, pero hasta el momento no había dado señas de tener malas intenciones. Sea como fuere, el Uchiha acercó su mano diestra a la empuñadura de Hazama no Goukyuu... Sólo por si las moscas.
—Oh, vaya...
No hizo falta. Cuando el Uchiha se agachó y leyó la inscripción, no pudo evitar que una lágrima solitaria resbalase por su mejilla. Rápidamente giró el rostro para tratar de ocultarla a Karamaru, y tan sólo pudo decir con un hilo de voz.
—Gracias.
Se puso en pie, sorbiéndose la nariz discretamente. El vacío en su estómago era mucho menos profundo y aquella fuerte sensación que le oprimía el pecho estaba desapareciendo. Ahora, alguien más honraría la memoria de su amigo. Alguien más sabría quién fue Uchiha Haskoz. Akame se dio media vuelta, enfilando el camino de plataformas rocosas que conducía a la orilla del Lago.
—Karamaru-kun, voy a comer algo en un puesto de comida que hay cerca de aquí. Me gustaría convidarte en señal de agradecimiento.
De repente Karamaru se agachó, tomando algo del suelo, y cuando se acercó a la estatua el del Remolino pudo verlo con claridad; era una piedra bastante puntiaguda. Ante la pregunta del amenio, Akame se limitó a asentir tímidamente. No estaba seguro de lo que pretendía, pero hasta el momento no había dado señas de tener malas intenciones. Sea como fuere, el Uchiha acercó su mano diestra a la empuñadura de Hazama no Goukyuu... Sólo por si las moscas.
—Oh, vaya...
No hizo falta. Cuando el Uchiha se agachó y leyó la inscripción, no pudo evitar que una lágrima solitaria resbalase por su mejilla. Rápidamente giró el rostro para tratar de ocultarla a Karamaru, y tan sólo pudo decir con un hilo de voz.
—Gracias.
Se puso en pie, sorbiéndose la nariz discretamente. El vacío en su estómago era mucho menos profundo y aquella fuerte sensación que le oprimía el pecho estaba desapareciendo. Ahora, alguien más honraría la memoria de su amigo. Alguien más sabría quién fue Uchiha Haskoz. Akame se dio media vuelta, enfilando el camino de plataformas rocosas que conducía a la orilla del Lago.
—Karamaru-kun, voy a comer algo en un puesto de comida que hay cerca de aquí. Me gustaría convidarte en señal de agradecimiento.