3/06/2017, 01:09
Akame sonrió levemente al oír que el amenio aceptaba su invitación. Hacía días que no sonreía, y le sentó bien. Cuando ambos hubieron cruzado las plataformas sobre el Lago, empezaron a caminar por un sendero que iba hacia el Oeste, en dirección a Minori. Por fortuna, el puesto no estaba tan lejos, sino apenas a cinco minutos a pie.
Mientras caminaban, Karamaru se interesó por el apellido Uchiha. Concretamente, por el hecho de que Akame y el difunto Haskoz lo compartían. «¿Acaso no conoce la historia de nuestro linaje? ¿Qué demonios les enseñan en Amegakure?», pensó con amargura el aludido. El simple hecho de que un shinobi —fuese cual fuese su procedencia— no conociese las leyendas de la sangre Uchiha le ponía enfermo.
—Bueno, podría decirse que sí —contestó, ambigüo—. Si subes lo suficiente en el árbol genealógico, todos los Uchiha descendemos del legendario Sabio de los Seis Caminos. Tal es el poder de nuestra sangre.
»¿Y qué me cuentas de tu linaje? Nunca había oído hablar del clan Habaki. ¿Es originario de Arashi no Kuni?
Mientras caminaban, Karamaru se interesó por el apellido Uchiha. Concretamente, por el hecho de que Akame y el difunto Haskoz lo compartían. «¿Acaso no conoce la historia de nuestro linaje? ¿Qué demonios les enseñan en Amegakure?», pensó con amargura el aludido. El simple hecho de que un shinobi —fuese cual fuese su procedencia— no conociese las leyendas de la sangre Uchiha le ponía enfermo.
—Bueno, podría decirse que sí —contestó, ambigüo—. Si subes lo suficiente en el árbol genealógico, todos los Uchiha descendemos del legendario Sabio de los Seis Caminos. Tal es el poder de nuestra sangre.
»¿Y qué me cuentas de tu linaje? Nunca había oído hablar del clan Habaki. ¿Es originario de Arashi no Kuni?