28/06/2015, 19:22
Kiroe recibió los halagos con una falta de humildad muy poco disimulada. Cruzó los brazos y dejó escapar una sonora carcajada mientras sus mejillas se pintaban de un rojo intenso.
—¡Jajá! Kiroe-chan al rescate, gracias, Ayame-chan, pero eso no ha sido nada —dijo, mientras su hijo la observaba con una ceja levantada y también con los brazos cruzados.
«No ha sido nada, dice... Un exceso, eso es lo que ha sido, ya verás como ahora nos toca fregar y dejar esto sin un rastro de agua...» —pensó el rubio.
—No ha sido nada, solo... solo... Se me ha quemado un pastel, es que me he distraído con algo...
Daruu clavó una mirada acusadora sobre ella.
—BUEEEENOOOOOOOOOOO, ¡pero mira qué desastre he hecho! Ayame-chan, nos tendrás que disculpar, ¿eh? Tenemos que limpiar y dejar esto como una patena y sequito sequito.
Le dio la vuelta a la muchacha sin miramientos y la empezó a conducirla con suavidad hasta la puerta.
—¿Además, te estará esperando tu papi, eh?
«Lo sabía, ahora toca limpiar»
—Daruucín, cariño, despídete de tu amiga y ve a por la fregona — «Si es que lo sabía...»
—Hasta luego, Ayame-san. ¡Nos veremos! —Se forzó a sonreír y subió las escaleras para buscar la fregona, arriba, en casa.
Antes de cerrar la puerta tras la salida de Ayame, Kiroe dejó caer una enigmática frase.
—Hacéis buena pareja.
—¡Jajá! Kiroe-chan al rescate, gracias, Ayame-chan, pero eso no ha sido nada —dijo, mientras su hijo la observaba con una ceja levantada y también con los brazos cruzados.
«No ha sido nada, dice... Un exceso, eso es lo que ha sido, ya verás como ahora nos toca fregar y dejar esto sin un rastro de agua...» —pensó el rubio.
—No ha sido nada, solo... solo... Se me ha quemado un pastel, es que me he distraído con algo...
Daruu clavó una mirada acusadora sobre ella.
—BUEEEENOOOOOOOOOOO, ¡pero mira qué desastre he hecho! Ayame-chan, nos tendrás que disculpar, ¿eh? Tenemos que limpiar y dejar esto como una patena y sequito sequito.
Le dio la vuelta a la muchacha sin miramientos y la empezó a conducirla con suavidad hasta la puerta.
—¿Además, te estará esperando tu papi, eh?
«Lo sabía, ahora toca limpiar»
—Daruucín, cariño, despídete de tu amiga y ve a por la fregona — «Si es que lo sabía...»
—Hasta luego, Ayame-san. ¡Nos veremos! —Se forzó a sonreír y subió las escaleras para buscar la fregona, arriba, en casa.
Antes de cerrar la puerta tras la salida de Ayame, Kiroe dejó caer una enigmática frase.
—Hacéis buena pareja.