6/06/2017, 00:14
—Desde hace un tiempo estoy viviendo y sirviendo en Uzushiogakure, por lo que podrás deducir que soy un shinobi —respondió, con una sonrisa de naturalidad.
El de ojos ambarinos le conto sobre la curiosa circunstancia que le había llevado hasta allí; al parecer se había ganado la lotería, y en lugar de un premio en metálico le obsequiaron unos días de vacaciones en un lujoso hotel ubicado en la llanuras heladas, en un pueblo que ni siquiera salía en el mapa. Parecía bastante emocionado al respecto con todo aquello, y puede que fuese porque venía acompañado de su hermano.
—Eso suena bien, viajar en compañía siempre hace que la travesía sea más agradable. —Pensó en Naomi y en que estaría haciendo en aquel momento.
De pronto Keisuke se sumergió en el agua, para luego emerger en una tormenta de humeda que arrecio contra el peliblanco. Enseguida entendió el mensaje, pues, según las normativas oficiales de los juegos en el agua, aquello era un acto de guerra merecedor de ser respondido con absoluta prontitud. Preparándose para realizar un contraataque, Kōtetsu se adentro en el agua como la habría hecho anteriormente su oponente, y salió con su larga melena humeante y empapada. Con un rápido movimiento de su cuello la utilizo a modo de látigo, arrojando un coletazo como si de un dragón de las aguas termales se tratase.
—¡Estilo de los Baños Humeantes: Tecnica de Rocio Vaporoso! —exclamo, como si se tratase de un verdadero jutsu.
El de ojos ambarinos le conto sobre la curiosa circunstancia que le había llevado hasta allí; al parecer se había ganado la lotería, y en lugar de un premio en metálico le obsequiaron unos días de vacaciones en un lujoso hotel ubicado en la llanuras heladas, en un pueblo que ni siquiera salía en el mapa. Parecía bastante emocionado al respecto con todo aquello, y puede que fuese porque venía acompañado de su hermano.
—Eso suena bien, viajar en compañía siempre hace que la travesía sea más agradable. —Pensó en Naomi y en que estaría haciendo en aquel momento.
De pronto Keisuke se sumergió en el agua, para luego emerger en una tormenta de humeda que arrecio contra el peliblanco. Enseguida entendió el mensaje, pues, según las normativas oficiales de los juegos en el agua, aquello era un acto de guerra merecedor de ser respondido con absoluta prontitud. Preparándose para realizar un contraataque, Kōtetsu se adentro en el agua como la habría hecho anteriormente su oponente, y salió con su larga melena humeante y empapada. Con un rápido movimiento de su cuello la utilizo a modo de látigo, arrojando un coletazo como si de un dragón de las aguas termales se tratase.
—¡Estilo de los Baños Humeantes: Tecnica de Rocio Vaporoso! —exclamo, como si se tratase de un verdadero jutsu.