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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#36
”El mundo está lleno de shinobis, cada vez que me encuentro con alguien es un ninja… ¿Quedarán civiles?” Me dije al escuchar la declaración del peliblanco.

Reí graciosamente ante la expresión del moreno por el ataque, la risa se volvió rápidamente en preocupación cuando le vi hundirse, ¿se habría enojado? ¿O sería un contraataque? Kōtetsu surgió con su cabello cubriendo su rostro, era la viva imagen de la sayona, solo que con la cabellera blanca; éste se retorció con un poco más de fuerza, debido a la longitud de sus pelos, para liberar, de la misma forma que yo, una incontable cantidad de gotas que interceptaron mi cuerpo. —Jajaja.— Reí aprobando su técnica, sobre todo por el nombre tan rápido que había creado.

Su melena era tan larga que alguno de sus mechones actuó como un verdadero látigo y azotó algunas partes de mi cuerpo y cuello. —Auch…Vale, vale me rindo!— Hice las pases rápidamente cuando sus cabellos se volvieron verdaderas armas.

Hubo un segundo de silencio, toqué aquellas áreas de mi piel en donde me había golpeado, que aunque fuese sin querer, ardía un poco. Aunque había dicho que me rendía, debía contraatacar yo también, tomé una bocanada grande de aire y me sumergí; Kōtetsu debía prepararse, está vez sería diferente.

Desde las profundidades, y con un poco de dificultad, me acerqué silenciosamente al chico y tomé sus piernas, les haría flaquear y le asustaría hundiéndole un poco, lo suficiente como para que se asustara y luego le soltaría. Emergí y tomé un gran respiro, mi respiración se hizo un poco más marcada al igual que mis latidos, era en parte por el efecto de la adrenalina.

—Tenía tiempo que no me divertía tanto jajaja, ya no somos tan pequeños ¿no?— Le miré con una sonrisa de satisfacción.
Hablo - "Pienso" - Narro
Color de diálogo: Limegreen
Byakugo no In: Inicio 19/04/2018

[Imagen: 5b744fac64c6fe9ec924f3cf50c4417fo.jpg]
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Mensajes en este tema
RE: La muerte es blanca y tiene los ojos azules - por Keisuke - 6/06/2017, 00:48


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