6/06/2017, 18:21
Al parecer, a Karamaru no le había sentado demasiado bien que su propia pregunta ahora fuese en dirección contraria. Akame no hizo sino afilar su penetrante mirada; «me pregunta que si confío en mi Kage, con toda la cara, y ahora se extraña de que yo lo haga... No te jode, el tío». De igual forma a como el Uchiha había respondido lo hizo aquel ninja-monje, agregando además una frase filosófica a la que Akame no vio mucho valor.
—Perdóneme, pero... ¿Sirve té? —preguntó Karamaru.
La mujer asintió, y Akame se apresuró a pedir un té verde bien cargado.
Luego el de Ame volvió a la carga con más preguntas, y la ceja derecha del Uchiha volvió a alzarse, inquisitiva. «¿Es que este tipo no se da cuenta de que está haciendo preguntas sin sentido? ¿Qué demonios espera que le conteste?», caviló —molesto— el de Uzu.
—Un cincel y un martillo confían en las manos de un escultor, sea cual sea. ¿O no?
—Perdóneme, pero... ¿Sirve té? —preguntó Karamaru.
La mujer asintió, y Akame se apresuró a pedir un té verde bien cargado.
Luego el de Ame volvió a la carga con más preguntas, y la ceja derecha del Uchiha volvió a alzarse, inquisitiva. «¿Es que este tipo no se da cuenta de que está haciendo preguntas sin sentido? ¿Qué demonios espera que le conteste?», caviló —molesto— el de Uzu.
—Un cincel y un martillo confían en las manos de un escultor, sea cual sea. ¿O no?