6/06/2017, 19:46
(Última modificación: 29/07/2017, 02:21 por Amedama Daruu.)
—En una aldea en el que gran parte de la población son ninjas, y sobretodo en tiempos de paz, es normal que a los genin se les asignen todo tipo de tareas —explicó Daruu—. Un cliente paga una cantidad y nosotros hacemos lo que nos dice... Siempre faltan trabajadores para arreglar alguna obra, o en este caso unos desperfectos en las cañerías. De todas formas, no te imagines un baño de caca o algo así. Una cañería es una cañería y punto, no un desagüe, ni unas alcantarillas. Mi madre me contó que su primera misión trató de hacer de suplente de una cuidadora en una guardería. Estuvo limpiando mierda de bebé durante una semana —rio, cerrando el pergamino—. Prefiero las cañerías.
—No, si no me quejo de que tengamos que hacer tareas de mantenimiento como estas... es lo que nos toca como genin después de todo. Es solo que... cañerías... Van a contaminarme metiéndome ahí —Pese a las palabras de su compañero, se estremeció de tan solo pensarlo. Puede que las cañerías no fueran desagües, pero tampoco eran precisamente aguas limpias y cristalinas...
Pero les tocaba trabajar, y no valía ninguna pega al respecto. Kōri les preguntó si tenían alguna duda, y Daruu se adelantó:
—Yo sí tengo una pregunta. Aquí pone "se solicita el servicio de dos genin". ¿Eso significa que no iremos contigo, sensei?
El jonin, para decepción de Ayame, negó con la cabeza.
—Es una misión que no supone ningún tipo de riesgo, y ni siquiera tenéis que salir de la aldea. No creo que necesitéis mi ayuda. Quedaos el pergamino, puede que lo necesitéis para entrar al edificio. Buena suerte.
Tras despedirles con un gesto de su mano, Kōri giró sobre sus talones y se alejó calle arriba.
—Seguro que no viene por no tener que vérselas con las cañerías —farfulló Ayame, cruzándose de brazos. Al final suspiró y se volvió hacia su compañero—. Bueno, cuanto antes empecemos con esto, antes terminaremos. ¿Nos vamos?
Les costó cerca de un cuarto de hora llegar al lugar, aunque no fue difícil dar con el edificio. Era, simple y llanamente, el rascacielos más alto. Estaba construido con piedra gris y se elevaba varias decenas de metros, casi hasta donde abarcaba la vista de los dos genin, como si quisiera arañar las nubes del cielo. Dadas las pocas ventanas que tenía, y lo estrechas que eran, el interior no debía de estar muy bien iluminado... si no era por medios artificiales. A su alrededor, el resto de edificios parecían hormiguitas a sus pies.
—¿No te recuerda un poco a la historia de "Los viajes de Gujiberu-san"? —rio Ayame, haciendo referencia a una antigua historia que solía leer de pequeña.
Cuando se acercaron a los portones de entrada, dos guardias les cortaron el paso.
—¡Ey, muchachos! ¿Dónde creéis que vais? No está permitido el paso.
—No, si no me quejo de que tengamos que hacer tareas de mantenimiento como estas... es lo que nos toca como genin después de todo. Es solo que... cañerías... Van a contaminarme metiéndome ahí —Pese a las palabras de su compañero, se estremeció de tan solo pensarlo. Puede que las cañerías no fueran desagües, pero tampoco eran precisamente aguas limpias y cristalinas...
Pero les tocaba trabajar, y no valía ninguna pega al respecto. Kōri les preguntó si tenían alguna duda, y Daruu se adelantó:
—Yo sí tengo una pregunta. Aquí pone "se solicita el servicio de dos genin". ¿Eso significa que no iremos contigo, sensei?
El jonin, para decepción de Ayame, negó con la cabeza.
—Es una misión que no supone ningún tipo de riesgo, y ni siquiera tenéis que salir de la aldea. No creo que necesitéis mi ayuda. Quedaos el pergamino, puede que lo necesitéis para entrar al edificio. Buena suerte.
Tras despedirles con un gesto de su mano, Kōri giró sobre sus talones y se alejó calle arriba.
—Seguro que no viene por no tener que vérselas con las cañerías —farfulló Ayame, cruzándose de brazos. Al final suspiró y se volvió hacia su compañero—. Bueno, cuanto antes empecemos con esto, antes terminaremos. ¿Nos vamos?
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Les costó cerca de un cuarto de hora llegar al lugar, aunque no fue difícil dar con el edificio. Era, simple y llanamente, el rascacielos más alto. Estaba construido con piedra gris y se elevaba varias decenas de metros, casi hasta donde abarcaba la vista de los dos genin, como si quisiera arañar las nubes del cielo. Dadas las pocas ventanas que tenía, y lo estrechas que eran, el interior no debía de estar muy bien iluminado... si no era por medios artificiales. A su alrededor, el resto de edificios parecían hormiguitas a sus pies.
—¿No te recuerda un poco a la historia de "Los viajes de Gujiberu-san"? —rio Ayame, haciendo referencia a una antigua historia que solía leer de pequeña.
Cuando se acercaron a los portones de entrada, dos guardias les cortaron el paso.
—¡Ey, muchachos! ¿Dónde creéis que vais? No está permitido el paso.