6/06/2017, 23:20
(Última modificación: 29/07/2017, 02:22 por Amedama Daruu.)
Kori negó con la cabeza. «Me lo temía... El trabajo sucio es para los genin, al fin y al cabo. Este irá a zampar bollitos de vainilla mientras.»
—Es una misión que no supone ningún tipo de riesgo, y ni siquiera tenéis que salir de la aldea. No creo que necesitéis mi ayuda. Quedaos el pergamino, puede que lo necesitéis para entrar al edificio. Buena suerte.
Se despidió, se dio la vuelta y pronto desapareció de la vista del dúo de genin, que quedaron de nuevo solos.
—Seguro que no viene por no tener que vérselas con las cañerías —dijo Ayame. Daruu asintió, pero encogiéndose de hombros—. Bueno, cuanto antes empecemos con esto, antes terminaremos. ¿Nos vamos?
Allí estaba: una mole de hormigón y tuberías que ascendían hasta lo más alto y lo más alto del cielo. Daruu se rascó detrás de la nuca con una mueca de fastidio. «Supongo que no pretenderán que arreglemos averías en TODO el edificio. Tiene que ser un problema localizado, de lo contrario habrían solicitado más gente.»
—¿No te recuerda un poco a la historia de "Los viajes de Gujiberu-san"? —rio Ayame. Daruu le miró con la cabeza torcida, interrogante.
—¡No la conozco! —dijo, y volvió a dirigir la vista al edificio—. La verdad es que de pequeño solía leer siempre Las Aventuras de Sherokku. ¿Sabes? Va de un detective ninja pésimo con un ayudante, Watushou-san, que es el verdadero genio. Sherokku suele hacer las deducciones tarde, cuando ya todo es bien obvio, y Watushou siempre tiene que decirle:
»¡NO ME DIGAS, SHEROKKU!
Daruu lo dijo con emoción, levantando las manos. Fue entonces cuando los guardias del edificio se percataron de su presencia y les llamaron la atención. Daruu se encogió y tosió, luego susurró:
—Ups. Vamos allá.
El muchacho se acercó al guardia de la izquierda y le tendió el pergamino de la misión.
—Venimos a revisar el problema de cañerías del señor Dōkan —explicó—. ¿Saben donde está la incidencia?
—Es una misión que no supone ningún tipo de riesgo, y ni siquiera tenéis que salir de la aldea. No creo que necesitéis mi ayuda. Quedaos el pergamino, puede que lo necesitéis para entrar al edificio. Buena suerte.
Se despidió, se dio la vuelta y pronto desapareció de la vista del dúo de genin, que quedaron de nuevo solos.
—Seguro que no viene por no tener que vérselas con las cañerías —dijo Ayame. Daruu asintió, pero encogiéndose de hombros—. Bueno, cuanto antes empecemos con esto, antes terminaremos. ¿Nos vamos?
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Allí estaba: una mole de hormigón y tuberías que ascendían hasta lo más alto y lo más alto del cielo. Daruu se rascó detrás de la nuca con una mueca de fastidio. «Supongo que no pretenderán que arreglemos averías en TODO el edificio. Tiene que ser un problema localizado, de lo contrario habrían solicitado más gente.»
—¿No te recuerda un poco a la historia de "Los viajes de Gujiberu-san"? —rio Ayame. Daruu le miró con la cabeza torcida, interrogante.
—¡No la conozco! —dijo, y volvió a dirigir la vista al edificio—. La verdad es que de pequeño solía leer siempre Las Aventuras de Sherokku. ¿Sabes? Va de un detective ninja pésimo con un ayudante, Watushou-san, que es el verdadero genio. Sherokku suele hacer las deducciones tarde, cuando ya todo es bien obvio, y Watushou siempre tiene que decirle:
»¡NO ME DIGAS, SHEROKKU!
Daruu lo dijo con emoción, levantando las manos. Fue entonces cuando los guardias del edificio se percataron de su presencia y les llamaron la atención. Daruu se encogió y tosió, luego susurró:
—Ups. Vamos allá.
El muchacho se acercó al guardia de la izquierda y le tendió el pergamino de la misión.
—Venimos a revisar el problema de cañerías del señor Dōkan —explicó—. ¿Saben donde está la incidencia?
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)