8/06/2017, 05:11
La kunoichi estaba demasiado concentrada en aquel entrenamiento suyo, de esa forma podría mantenerse bien y si tenía la suerte suficiente los músculos comenzarían a marcarse por encima de aquella gordura persistente. «Todavía faltan las flexiones y las sentadillas »se decía a sí misma en un intento por incentivarse a continuar.
Lo que no pudo notar era que mientras hacía los abdominales un chico de ojos blancos se le había acercado, por lo menos hasta que este mismo gritó desde la base del árbol y se posicionó justo debajo suyo.
—¿Ah? —soltó incrédula en un primer momento mientras buscaba en todas direcciones al dueño de aquella voz.
Finalmente, lo encontró justo debajo suyo lo cual la imposibilitó a la hora de intentar identificar el lugar de procedencia del mismo si es que realmente se trataba de algún shinobi.
—Sí, supongo —respondió no muy convencida de aquella propuesta.
«Tendré que pedirle a Hideo algunas clases, no puede ser que se me acerquen tanto y no me entere »pensaba sin ser consciente de aquellas otras figuras que había aprovechado para esconderse entre los arbustos.
De cualquier manera la rubia retomó sus ejercicios al estarse bastante segura de que aquella persona no suponía ningún tipo de riesgo a su integridad. Es más, ni siquiera se atrevió a pensar en que podría haberse referido a un combate de entrenamiento con aquellas palabras.
Lo que no pudo notar era que mientras hacía los abdominales un chico de ojos blancos se le había acercado, por lo menos hasta que este mismo gritó desde la base del árbol y se posicionó justo debajo suyo.
—¿Ah? —soltó incrédula en un primer momento mientras buscaba en todas direcciones al dueño de aquella voz.
Finalmente, lo encontró justo debajo suyo lo cual la imposibilitó a la hora de intentar identificar el lugar de procedencia del mismo si es que realmente se trataba de algún shinobi.
—Sí, supongo —respondió no muy convencida de aquella propuesta.
«Tendré que pedirle a Hideo algunas clases, no puede ser que se me acerquen tanto y no me entere »pensaba sin ser consciente de aquellas otras figuras que había aprovechado para esconderse entre los arbustos.
De cualquier manera la rubia retomó sus ejercicios al estarse bastante segura de que aquella persona no suponía ningún tipo de riesgo a su integridad. Es más, ni siquiera se atrevió a pensar en que podría haberse referido a un combate de entrenamiento con aquellas palabras.