8/06/2017, 10:52
Pasó alrededor de cinco a diez minutos. En ese tiempo pude concluir que solo entrenaban aquellos dos y que no parecían ser agresivos, ni problema para nosotros. Siempre pensando sobreprotectivamente con todo lo que tenga que ver con mi hermanito, ese lo mantengo más seguro que a mi mismo.
Luego, relajadamente, me pongo de pie sin soltarle la mano al pequeñín. Me di media vuelta para ir por donde mismo venimos pero, a menos esperar, mi hermano me hala de la mano y me pide que saludemos a aquellos dos. Volví a devolver la mirada hacia ellos porque me sentía aún inseguro, asique trate por todos los medios de quitarle de la cabeza la idea de interactuar con esas ajenas personas. Todo fue en vano, mi hermano se rehusaba a hacer otra cosa que no sea satisfacer sus ansias de conocer a otros sujetos. Volví a devolverles la mirada, esta vez con frío carácter calculador. Siempre preparado sicologicamente para cualquier cosa le acepte la propuesta al peque.
Agarrados de la mano fuimos caminando hacia los dos sujetos que ejercitaban en el árbol. La cara de entusiasmo de mi hermano era tan sorpresiva que no podría dejar de satisfacerme, aunque sin mostrar ni un poco de caracterización por mi parte.
- Hola, perdonen que les interrumpa, es que mi hermano quería saludarlos. -
No tan sociable fue mi entrada interruptora. Pero, para ponerle el cuño, mi hermano se impulsó y saco lo que tenía por dentro justo después que culminara con mis palabras.
- ¿Ustedes son ninjas como mi hermano? ¿Están entrenando para pelear? ¿Tienen una misión importante, una niña que salvar, un malo que atrapar? Mis papis hacían eso también. -
Solo le dirigí la mirada a mi hermano sorprendido, por tanto entusiasmo e información que su inocencia y curiosidad le provocó soltar. No sabía que decir porque todo fue muy rápido. Solo no más esperar una reacción de aquellos dos, por el momento, instantánea diría.
Luego, relajadamente, me pongo de pie sin soltarle la mano al pequeñín. Me di media vuelta para ir por donde mismo venimos pero, a menos esperar, mi hermano me hala de la mano y me pide que saludemos a aquellos dos. Volví a devolver la mirada hacia ellos porque me sentía aún inseguro, asique trate por todos los medios de quitarle de la cabeza la idea de interactuar con esas ajenas personas. Todo fue en vano, mi hermano se rehusaba a hacer otra cosa que no sea satisfacer sus ansias de conocer a otros sujetos. Volví a devolverles la mirada, esta vez con frío carácter calculador. Siempre preparado sicologicamente para cualquier cosa le acepte la propuesta al peque.
Agarrados de la mano fuimos caminando hacia los dos sujetos que ejercitaban en el árbol. La cara de entusiasmo de mi hermano era tan sorpresiva que no podría dejar de satisfacerme, aunque sin mostrar ni un poco de caracterización por mi parte.
- Hola, perdonen que les interrumpa, es que mi hermano quería saludarlos. -
No tan sociable fue mi entrada interruptora. Pero, para ponerle el cuño, mi hermano se impulsó y saco lo que tenía por dentro justo después que culminara con mis palabras.
- ¿Ustedes son ninjas como mi hermano? ¿Están entrenando para pelear? ¿Tienen una misión importante, una niña que salvar, un malo que atrapar? Mis papis hacían eso también. -
Solo le dirigí la mirada a mi hermano sorprendido, por tanto entusiasmo e información que su inocencia y curiosidad le provocó soltar. No sabía que decir porque todo fue muy rápido. Solo no más esperar una reacción de aquellos dos, por el momento, instantánea diría.