8/06/2017, 21:43
Nabi se puso muy serio repentinamente. Negó con la cabeza ante lo dicho por él, con gesto imponente. Juro se calló al instante.
— Juro, algún día en esta vida entenderas una verdad tan grande, que eclipsará el resto de verdades que sepas hasta la fecha. Un tonto tiene mucho más poder que los tres kages juntos. Porque un tonto puede liarla tanto, pero tanto tanto, que pierdas una guerra que estaba practicamente ganada. Atento, porque te voy a contar como un tonto perdió una batalla, pero una princesa ganó la guerra.
Nabi se acercó aún más a él. Para entonces, él ya había ganado toda su atención. Ni si quiera se atrevió a articular palabra.
— Con los equipos formados, nos explicaron el primer juego. Era el juego de la cuerda, no sé si has jugado nunca. Basicamente cada equipo tira de un lado de la cuerda y ésta tiene una cosa en el medio. Cuando consigues traer la cuerda hacia tu lado lo suficiente, ganas. Lo que más cuenta en este juego es el agarre que consigas, si el suelo es tierra el equipo con menos fuerza poco a poco se ira arrastrando hacia el lado del otro equipo.
Juro sabía el juego. No es que hubiese jugado mucho — de hecho, odiaba esa clase de juegos. La fuerza nunca era algo que le fuese bien — pero alguna vez en su niñez lo había hecho. Aun así, nunca se lo hubiera imaginado como prueba ninja. Continuó esperando a que Nabi le contase más, dandole al helado.
— Bien, pues como nos permitían usar técnicas mientras no infligieramos daño alguno a nadie, saqué mi bomba sonora para joder vivos a los otros tres. Obviamente lo conseguí, pero por infortunios de la vida no pude seguir tirando de la cuerda ya que me lesioné el brazo. Teníamos al equipo contrario justo donde quería y Eri-hime tiraba con fuerza y determinación. Como puedes ver ya por este punto de la historia, lo teníamos hecho, si Riko se hubiera quedado quietecito tirando de la cuerda. ¡Pero no! Cogió, con sus dos huevacos, y usó una técnica de Suiton para pegar al otro equipo al suelo y, de paso, a la cuerda. Es decir, cuando solo nos quedaba tirar para ganar, pegó la cuerda al suelo, paralizando toda la ofensiva.
Juro notó la exasperación de Nabi. No sabía quien era ese Riko — aunque ya sabía que era un ninja de Uzushiogakure. Poco a poco iba guardando esos nombres en su memoria — pero no debían de llevarse demasiado bien.
— Así que la lección es cuando seas Riko, deja que tu equipo haga el trabajo de verdad y dedicate a fregar los platos.
— Seguro que no lo hizo a propósito... — murmuró, sin saber muy bien que decir —. Lo tendré en cuenta. Supongo.
Imaginó que bajo una delicada metáfora Nabi quería indicarle que si no iba a ser útil en una situación, no dijese nada. Pero ante tal despliegue de palabras, ¿Qué iba a decir?
— Ahora te queda la parte de la guerra — le recordó Juro, deseoso de saber como finalmente Eri — supuso que la princesa era ella — lograba ganar sobre el resto.
— Juro, algún día en esta vida entenderas una verdad tan grande, que eclipsará el resto de verdades que sepas hasta la fecha. Un tonto tiene mucho más poder que los tres kages juntos. Porque un tonto puede liarla tanto, pero tanto tanto, que pierdas una guerra que estaba practicamente ganada. Atento, porque te voy a contar como un tonto perdió una batalla, pero una princesa ganó la guerra.
Nabi se acercó aún más a él. Para entonces, él ya había ganado toda su atención. Ni si quiera se atrevió a articular palabra.
— Con los equipos formados, nos explicaron el primer juego. Era el juego de la cuerda, no sé si has jugado nunca. Basicamente cada equipo tira de un lado de la cuerda y ésta tiene una cosa en el medio. Cuando consigues traer la cuerda hacia tu lado lo suficiente, ganas. Lo que más cuenta en este juego es el agarre que consigas, si el suelo es tierra el equipo con menos fuerza poco a poco se ira arrastrando hacia el lado del otro equipo.
Juro sabía el juego. No es que hubiese jugado mucho — de hecho, odiaba esa clase de juegos. La fuerza nunca era algo que le fuese bien — pero alguna vez en su niñez lo había hecho. Aun así, nunca se lo hubiera imaginado como prueba ninja. Continuó esperando a que Nabi le contase más, dandole al helado.
— Bien, pues como nos permitían usar técnicas mientras no infligieramos daño alguno a nadie, saqué mi bomba sonora para joder vivos a los otros tres. Obviamente lo conseguí, pero por infortunios de la vida no pude seguir tirando de la cuerda ya que me lesioné el brazo. Teníamos al equipo contrario justo donde quería y Eri-hime tiraba con fuerza y determinación. Como puedes ver ya por este punto de la historia, lo teníamos hecho, si Riko se hubiera quedado quietecito tirando de la cuerda. ¡Pero no! Cogió, con sus dos huevacos, y usó una técnica de Suiton para pegar al otro equipo al suelo y, de paso, a la cuerda. Es decir, cuando solo nos quedaba tirar para ganar, pegó la cuerda al suelo, paralizando toda la ofensiva.
Juro notó la exasperación de Nabi. No sabía quien era ese Riko — aunque ya sabía que era un ninja de Uzushiogakure. Poco a poco iba guardando esos nombres en su memoria — pero no debían de llevarse demasiado bien.
— Así que la lección es cuando seas Riko, deja que tu equipo haga el trabajo de verdad y dedicate a fregar los platos.
— Seguro que no lo hizo a propósito... — murmuró, sin saber muy bien que decir —. Lo tendré en cuenta. Supongo.
Imaginó que bajo una delicada metáfora Nabi quería indicarle que si no iba a ser útil en una situación, no dijese nada. Pero ante tal despliegue de palabras, ¿Qué iba a decir?
— Ahora te queda la parte de la guerra — le recordó Juro, deseoso de saber como finalmente Eri — supuso que la princesa era ella — lograba ganar sobre el resto.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60