9/06/2017, 02:51
No importaba cuanto se esforzara, las cuerdas no cedían en lo más mínimo y el grandulón no tardó en aparecerse para hacer un cambio en el que si bien, la pelirroja supuso tendría alguna posibilidad de escape, el hombretón se aseguró de que no fuese así con aquellas manazas que la mantuvieron bastante quieta pese a todo.
~Hijo de puta… ~insultaba en su cabeza mientras trataba de resistirse aunque vagamente, estaba un tanto resignada y se la notaba afectada al menos por los ojos enrojecidos y lagrimeantes.
Luego de tanto cambio de ataduras, Gonken comenzó a tirar de una cadena que cumplía la misma función que una correa para perros, obligando a Ritsuko a seguirle en contra de su voluntad y a tropezones ya que las cadenas de los pies le estorbaban.
Aunque lo más curioso probablemente serían los grilletes de las manos, a diferencia de las ataduras previas esta vez tenía libertad para formar un par de sellos, aunque que mantenía unidas ambas manos era un tanto corta. ~El que no lo intenta… ~pensó por un instante mientras comenzaba a formar los sellos para ejecutar la misma técnica que había utilizado para encender el fuego horas atrás.
Si lo lograba y Gonken no se avispaba a lo que le esperaba, la kunoichi aplastaría una mano en la cadena con la sola intención de derretir aquel metal con lava.
~Hijo de puta… ~insultaba en su cabeza mientras trataba de resistirse aunque vagamente, estaba un tanto resignada y se la notaba afectada al menos por los ojos enrojecidos y lagrimeantes.
Luego de tanto cambio de ataduras, Gonken comenzó a tirar de una cadena que cumplía la misma función que una correa para perros, obligando a Ritsuko a seguirle en contra de su voluntad y a tropezones ya que las cadenas de los pies le estorbaban.
Aunque lo más curioso probablemente serían los grilletes de las manos, a diferencia de las ataduras previas esta vez tenía libertad para formar un par de sellos, aunque que mantenía unidas ambas manos era un tanto corta. ~El que no lo intenta… ~pensó por un instante mientras comenzaba a formar los sellos para ejecutar la misma técnica que había utilizado para encender el fuego horas atrás.
Si lo lograba y Gonken no se avispaba a lo que le esperaba, la kunoichi aplastaría una mano en la cadena con la sola intención de derretir aquel metal con lava.