9/06/2017, 15:45
(Última modificación: 9/06/2017, 15:45 por Uchiha Akame.)
La respuesta del calvo le dejó todavía más descuadrado de lo que ya estaba. Ni siquiera le salió una risa, ni burlona ni sincera, como réplica. Simplemente se quedó allí, plantado frente al muchacho de Ame, con la mirada fija en su reluciente calva. «Definitivamente, no hay quien entienda a los de la Lluvia. Quizá tengan el cerebro apulgarado por la humedad».
—Ah, así que es la primera opción —dijo el Uchiha finalmente—. Piensas que tus mandos son corruptos, o infiltrados, o propensos a perder la cabeza.
Akame negó con la cabeza, rascándose la sien. No sabía si sentir pena por aquel chico, o darle dos buenos sopapos.
—En ese caso, te compadezco, Karamaru-san. Debe ser agotador ejercer en esta profesión sabiendo que las personas de quienes depende tu vida son unos completos inútiles —entonces se pasó la mano por el mentón, pensativo—. Aunque a lo que a mí me suenan tus palabras es a llana cobardía. Tienes miedo de que te ordenen hacer algo y no tengas las agallas para cumplir. Vaya...
—Ah, así que es la primera opción —dijo el Uchiha finalmente—. Piensas que tus mandos son corruptos, o infiltrados, o propensos a perder la cabeza.
Akame negó con la cabeza, rascándose la sien. No sabía si sentir pena por aquel chico, o darle dos buenos sopapos.
—En ese caso, te compadezco, Karamaru-san. Debe ser agotador ejercer en esta profesión sabiendo que las personas de quienes depende tu vida son unos completos inútiles —entonces se pasó la mano por el mentón, pensativo—. Aunque a lo que a mí me suenan tus palabras es a llana cobardía. Tienes miedo de que te ordenen hacer algo y no tengas las agallas para cumplir. Vaya...