9/06/2017, 19:45
"Aquí estamos. Lo prometido es deuda"
Juro prácticamente saltaba de la emoción. Ayer mismo, después de llegar totalmente agotado al hotel, se había desplomado en la cama, como un peso muerto. Horas antes había despertado, y, después de comer, se había encaminado al exterior.
Tal y como se había prometido así mismo, lo primero que deseaba hacer era ver mucho mejor la capital de aquel pequeño país. Había pasado por ahí al llegar al valle, pero el cansancio le había impedido disfrutar del lugar como se merecía. Sendōshi era un lugar digno de ver. En su — corta — vida como shinobi, no había visto un lugar tan impresionante como aquel.
Las calles rebosaban de gente. Iban a reventar. Juro trataba de abrirse paso entre la multitud. Cada persona era diferente, cada uno iba en direcciones diferentes. Se había creado una gran encrucijada que ramificaba en múltiples calles que se desviaban de la principal, algunas a pequeños callejos que se alejaban de los comercios, otras, a calles secundarias residenciales, donde parecían convivir empleados y hoteles para turistas. La calle principal en la que se encontraba se extendía ampliamente; prácticamente, cada pequeño trozo de parcela estaba cubierto por filas de negocios de ropa, alimento...
— ¿Dónde deberíamos ir primero, Gen? — susurró a su espalda, donde cargaba una amplia lona, en la que iba oculta su marioneta. Para cualquiera que le viese, debía de ser un chico con algo muy pesado encima, o una amplia joroba.
Dejando la respuesta en el aire, siguió caminando. De vez en cuando se distraía observando la comida y las cosas que vendían los tenderos, a grito pelado.
Juro prácticamente saltaba de la emoción. Ayer mismo, después de llegar totalmente agotado al hotel, se había desplomado en la cama, como un peso muerto. Horas antes había despertado, y, después de comer, se había encaminado al exterior.
Tal y como se había prometido así mismo, lo primero que deseaba hacer era ver mucho mejor la capital de aquel pequeño país. Había pasado por ahí al llegar al valle, pero el cansancio le había impedido disfrutar del lugar como se merecía. Sendōshi era un lugar digno de ver. En su — corta — vida como shinobi, no había visto un lugar tan impresionante como aquel.
Las calles rebosaban de gente. Iban a reventar. Juro trataba de abrirse paso entre la multitud. Cada persona era diferente, cada uno iba en direcciones diferentes. Se había creado una gran encrucijada que ramificaba en múltiples calles que se desviaban de la principal, algunas a pequeños callejos que se alejaban de los comercios, otras, a calles secundarias residenciales, donde parecían convivir empleados y hoteles para turistas. La calle principal en la que se encontraba se extendía ampliamente; prácticamente, cada pequeño trozo de parcela estaba cubierto por filas de negocios de ropa, alimento...
— ¿Dónde deberíamos ir primero, Gen? — susurró a su espalda, donde cargaba una amplia lona, en la que iba oculta su marioneta. Para cualquiera que le viese, debía de ser un chico con algo muy pesado encima, o una amplia joroba.
Dejando la respuesta en el aire, siguió caminando. De vez en cuando se distraía observando la comida y las cosas que vendían los tenderos, a grito pelado.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60