10/06/2017, 01:57
—Koko, el gusto es mío —respondió principalmente por cortesía aunque su tono de voz no indicaba molestia ni nada similar.
No había motivos reales para que Koko se negase a tener alguna compañía mientras se ejercitaba, aunque tampoco era tan intenso como él lo decía, es decir, sus propios hermanos se ejercitaban mucho más con pesas importantes, no por nada eran capaces de empuñar armas enormes con una sola mano y manejarlas con la misma destreza que un chuunin maneja un kunai.
Indistintamente de lo que aquel Hyuuga hiciera, la rubia prosiguió con lo suyo hasta que la voz de un tercero y pronto un cuarto los interrumpió, dando a entender que una vez más se había visto considerablemente vulnerable al ataque de alguien más. «Iré a ver a Hideo ni bien llegue a la aldea… Luego de limpiar el departamento, obvio »pensaba algo frustrada mientras se levantaba hasta quedar sentada en la rama.
Un chico, presuntamente bastante menor que ella habló, afirmaba que estaban ante la presencia de otro shinobi que… Pronto la pecosa bajaría del árbol y miraría detalladamente a ambos entes notando una bandana de Uzushiogakure anudada en torno al cuello del que aparentaba ser el mayor.
—Pues sí, soy kunoichi pero no estoy en ninguna misión oficial —respondió dedicándole una afable sonrisa al menor, aunque pronto su mirada bicolor se centró en el mayor—¿Estaban de paseo o estás cumpliendo alguna orden? —preguntó algo más seria.
Al chico de Kusagakure lo miró luego, tras recordar que lo había dejado allí arriba solo aunque no era que ella haya visto la bandana ni nada.
—Te recomiendo que descanses cada diez o quince o te lastimarás los músculos —le comentó a modo de consejo, ya dependía de él si seguir o bajar también.
No había motivos reales para que Koko se negase a tener alguna compañía mientras se ejercitaba, aunque tampoco era tan intenso como él lo decía, es decir, sus propios hermanos se ejercitaban mucho más con pesas importantes, no por nada eran capaces de empuñar armas enormes con una sola mano y manejarlas con la misma destreza que un chuunin maneja un kunai.
Indistintamente de lo que aquel Hyuuga hiciera, la rubia prosiguió con lo suyo hasta que la voz de un tercero y pronto un cuarto los interrumpió, dando a entender que una vez más se había visto considerablemente vulnerable al ataque de alguien más. «Iré a ver a Hideo ni bien llegue a la aldea… Luego de limpiar el departamento, obvio »pensaba algo frustrada mientras se levantaba hasta quedar sentada en la rama.
Un chico, presuntamente bastante menor que ella habló, afirmaba que estaban ante la presencia de otro shinobi que… Pronto la pecosa bajaría del árbol y miraría detalladamente a ambos entes notando una bandana de Uzushiogakure anudada en torno al cuello del que aparentaba ser el mayor.
—Pues sí, soy kunoichi pero no estoy en ninguna misión oficial —respondió dedicándole una afable sonrisa al menor, aunque pronto su mirada bicolor se centró en el mayor—¿Estaban de paseo o estás cumpliendo alguna orden? —preguntó algo más seria.
Al chico de Kusagakure lo miró luego, tras recordar que lo había dejado allí arriba solo aunque no era que ella haya visto la bandana ni nada.
—Te recomiendo que descanses cada diez o quince o te lastimarás los músculos —le comentó a modo de consejo, ya dependía de él si seguir o bajar también.