11/06/2017, 21:03
—Oye, ya llevamos bastante tiempo avanzando y no encontramos a nadie, creo que deberíamos regresar a Minori, allí seguro nos orientaremos y podríamos pedir indicaciones —sugirió, ante la perspectiva de no estar avanzando hacia ningún lado.
—Teniendo en cuenta que no sabemos hacia donde esta Minori, creo que sería mala idea el tratar de regresarnos —emitió su juicio, mostrándose un poco falto de aliento, pues seguir el ritmo de aquel joven era algo difícil sin la ayuda de un buen calzado.
—Ok, parece que no tendremos que regresar —aseguro el muchacho, en cuanto diviso una enorme ciudad que se levantaba en el horizonte, al final de un camino serpenteante.
—¿Ves? Te dije que las cosas no estaban tan mal —recordó, sintiéndose bastante aliviado por aquel encuentro.
Se encaminaron hacia la ciudad, siguiendo un sendero que por momentos la ocultaba de su vista tras la frondosidad de las arboledas cercanas. Cuando se encontraron lo suficientemente cerca, un letrero les aclaro hacia donde se estaban dirigiendo; era la ciudad de Tanzaku-Gai, la capital del país del fuego y centro del entretenimiento para adultos. Desde lejos se podía apreciar el típico bullicio urbano y la gran cantidad de personas que entraban y salían constantemente. Era la primera vez que el Hakagurē visitaba aquella urbe, y se encontraba impresionado por la magnitud de su tamaño, asemejándola a una enorme bestia que roncaba cacofonías compuestas por el vivir de miles de personas.
—Estoy casi seguro de que esta es la capital de Hi no Kuni —No estaba tan seguro, pero eso importaba poco en aquel momento—. Aquí podremos conseguir un mapa y unas cuantas indicaciones que nos permitan llegar al valle de los dojos.
»Parece que hemos tenido suerte, ¿no?
—Teniendo en cuenta que no sabemos hacia donde esta Minori, creo que sería mala idea el tratar de regresarnos —emitió su juicio, mostrándose un poco falto de aliento, pues seguir el ritmo de aquel joven era algo difícil sin la ayuda de un buen calzado.
—Ok, parece que no tendremos que regresar —aseguro el muchacho, en cuanto diviso una enorme ciudad que se levantaba en el horizonte, al final de un camino serpenteante.
—¿Ves? Te dije que las cosas no estaban tan mal —recordó, sintiéndose bastante aliviado por aquel encuentro.
Se encaminaron hacia la ciudad, siguiendo un sendero que por momentos la ocultaba de su vista tras la frondosidad de las arboledas cercanas. Cuando se encontraron lo suficientemente cerca, un letrero les aclaro hacia donde se estaban dirigiendo; era la ciudad de Tanzaku-Gai, la capital del país del fuego y centro del entretenimiento para adultos. Desde lejos se podía apreciar el típico bullicio urbano y la gran cantidad de personas que entraban y salían constantemente. Era la primera vez que el Hakagurē visitaba aquella urbe, y se encontraba impresionado por la magnitud de su tamaño, asemejándola a una enorme bestia que roncaba cacofonías compuestas por el vivir de miles de personas.
—Estoy casi seguro de que esta es la capital de Hi no Kuni —No estaba tan seguro, pero eso importaba poco en aquel momento—. Aquí podremos conseguir un mapa y unas cuantas indicaciones que nos permitan llegar al valle de los dojos.
»Parece que hemos tenido suerte, ¿no?
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)