11/06/2017, 23:00
Luego de aquel primer día tan atareado con la limpieza, la Kageyama gozaba de mucho tiempo libre que podía aprovechar como mejor le pareciera, literalmente podía hacer lo que sea siempre y cuando no atentase contra la integridad de los demás o de ambiente. Y eso era molesto, tener tanta libertad era extraño para ella quien había pasado toda su vida sirviendo a los Sakamoto que… Técnicamente son su familia pero bueno.
Así fue como la pecosa tras darse un baño rápido salió a dar un paseo sin rumbo fijo, donde sea que pudiera relajarse un rato estaría bien ya que en ese preciso momento no tenía muchas ganas de ponerse a entrenar ni nada por el estilo, aunque si la situación lo exigía no dudaría en ponerse a practicar algo.
La kunoichi caminó durante un par de horas sin rumbo fijo, se detuvo infinidad de veces para apreciar los paisajes naturales y siempre evitó la zona central donde estaban la mayoría de los dojos o de lo contrario terminaría tentada a entrenar. Pero fue entonces que llegó a una de tantas plataformas de combate donde había un chico de cabellos rubios.
No había motivos para molestarle, tampoco para interrumpirle si es que iba a hacer alguna cosa pero por algún motivo la pecosa decidió acercarse, como si quisiera comprobar algo en él. Probablemente la bandana que incluso de espaldas se le veía claramente anudada en torno al cuello.
—Hola —saludó tranquilamente mientras rodeaba lentamente al contrario.
Simplemente no quería tomarle por sorpresa ni nada por el estilo, además que saludando seguramente el chico se daría la vuelta y allí podría verle perfectamente el símbolo en la bandana, si es que era una bandana realmente y eso.
Así fue como la pecosa tras darse un baño rápido salió a dar un paseo sin rumbo fijo, donde sea que pudiera relajarse un rato estaría bien ya que en ese preciso momento no tenía muchas ganas de ponerse a entrenar ni nada por el estilo, aunque si la situación lo exigía no dudaría en ponerse a practicar algo.
La kunoichi caminó durante un par de horas sin rumbo fijo, se detuvo infinidad de veces para apreciar los paisajes naturales y siempre evitó la zona central donde estaban la mayoría de los dojos o de lo contrario terminaría tentada a entrenar. Pero fue entonces que llegó a una de tantas plataformas de combate donde había un chico de cabellos rubios.
No había motivos para molestarle, tampoco para interrumpirle si es que iba a hacer alguna cosa pero por algún motivo la pecosa decidió acercarse, como si quisiera comprobar algo en él. Probablemente la bandana que incluso de espaldas se le veía claramente anudada en torno al cuello.
—Hola —saludó tranquilamente mientras rodeaba lentamente al contrario.
Simplemente no quería tomarle por sorpresa ni nada por el estilo, además que saludando seguramente el chico se daría la vuelta y allí podría verle perfectamente el símbolo en la bandana, si es que era una bandana realmente y eso.