12/06/2017, 14:15
—Vale.— Comenté y busqué el número que designaba mi casillero. Una vez ahí saqué una toalla seca y me propuse a secarme totalmente, mi cuerpo comenzaba a entrar en calor y lo agradecía; rápidamente me vestí y dejé las toallas en el casillero, debían cambiarlas diariamente ¿no?
—Voy, voy— Repetí mientras arreglaba los últimos detalles de mi ropa. Corrí un poco para alcanzar al de cabellera blanca, quien se había adelantado. Caminamos por varios pasillos y nos deteníamos en lugares que no eran el correcto, empecé a dudar sí sabía donde estaba la dichosa sala o sí ésta realmente existía.
—¿Estás seguro de que sabes donde es?— Dije tras ver como erraba una y otra vez; no obstante, llegamos al lugar, estaba bien señalado como "sala de entretenimiento", seguí al moreno al interior de la sala y cuando la detalle parecía más bien una sala de juego, en realidad era una sala de juego...
Me sentí como en una juguetería, ¿Qué pasaba aquí? ¿Debía sacar a relucir a mi niño interior? Miré a todos lados buscando algún lugar vacío y juego divertido. —El tenis de mesa.— Dije y salí disparado hacía la mesa. Busqué en el borde las paletas y la pelota, cuando llegó el peliblanco le dí su instrumento. —No soy muy bueno, pero eso no significa que te dejaré ganar fácilmente.— Sonreí y le pegué a la pelota, la misma rebotó de mi lado de la mesa y saltó la malla elástica hacia el territorio de mi rival.
—Por cierto, te quería preguntar algo...— Dudé un segundo tras lo que iba a decir. —Escuchaste la historia cuando veníamos al hotel, ¿no?— Esperé su afirmación. —¿Qué piensas al respecto?—
—Voy, voy— Repetí mientras arreglaba los últimos detalles de mi ropa. Corrí un poco para alcanzar al de cabellera blanca, quien se había adelantado. Caminamos por varios pasillos y nos deteníamos en lugares que no eran el correcto, empecé a dudar sí sabía donde estaba la dichosa sala o sí ésta realmente existía.
—¿Estás seguro de que sabes donde es?— Dije tras ver como erraba una y otra vez; no obstante, llegamos al lugar, estaba bien señalado como "sala de entretenimiento", seguí al moreno al interior de la sala y cuando la detalle parecía más bien una sala de juego, en realidad era una sala de juego...
Me sentí como en una juguetería, ¿Qué pasaba aquí? ¿Debía sacar a relucir a mi niño interior? Miré a todos lados buscando algún lugar vacío y juego divertido. —El tenis de mesa.— Dije y salí disparado hacía la mesa. Busqué en el borde las paletas y la pelota, cuando llegó el peliblanco le dí su instrumento. —No soy muy bueno, pero eso no significa que te dejaré ganar fácilmente.— Sonreí y le pegué a la pelota, la misma rebotó de mi lado de la mesa y saltó la malla elástica hacia el territorio de mi rival.
—Por cierto, te quería preguntar algo...— Dudé un segundo tras lo que iba a decir. —Escuchaste la historia cuando veníamos al hotel, ¿no?— Esperé su afirmación. —¿Qué piensas al respecto?—