12/06/2017, 18:30
Gonken era completamente ajeno a las lágrimas que inundaban los ojos de Ritsuko. Una vez cumplida la tarea, se levantó tosco, sujetando con firmeza el extremo de la cadena que se unía a la argolla que la pelirroja tenía al cuello, y tiró de ella para obligar a la kunoichi a levantarse y caminar junto a él.
Las voces a lo lejos se incrementaban en volumen a cada segundo que pasaba. Por la diferencia entre las voces, debían de ser unas cuatro personas las que se acercaban al lugar.
Pero Ritsuko no estaba dispuesta a perder ni un solo instante más. La cadena tintineó levemente cuando entrelazó las manos en un par de sellos y después cerraba una de ellas en torno al metal. Un potente silbido y el olor a metal fundido inundó el aire y Gonken se tensó al instante. Rápido como un rayo, y su mano libre se estampó contra la mejilla de Ritsuko con la fuerza de una pedrada. El golpe la arrojó hacia atrás y la derrumbó en el suelo. Gonken se acercaba de nuevo a ella con los puños apretados y gruñendo por lo bajo.
Sin embargo, Ritsuko había conseguido fundir la cadena que aprisionaba sus manos.
Las voces a lo lejos se incrementaban en volumen a cada segundo que pasaba. Por la diferencia entre las voces, debían de ser unas cuatro personas las que se acercaban al lugar.
Pero Ritsuko no estaba dispuesta a perder ni un solo instante más. La cadena tintineó levemente cuando entrelazó las manos en un par de sellos y después cerraba una de ellas en torno al metal. Un potente silbido y el olor a metal fundido inundó el aire y Gonken se tensó al instante. Rápido como un rayo, y su mano libre se estampó contra la mejilla de Ritsuko con la fuerza de una pedrada. El golpe la arrojó hacia atrás y la derrumbó en el suelo. Gonken se acercaba de nuevo a ella con los puños apretados y gruñendo por lo bajo.
Sin embargo, Ritsuko había conseguido fundir la cadena que aprisionaba sus manos.