1/07/2015, 08:26
Decir que lo harían en cuanto estuvieran listos era bastante subjetivo, pero Kota estaba seguro de que, en base a las capacidades de ambos —no descartaba que Juro fuera un shinobi capaz de ser destacado— ese momento llegaría más pronto que tarde. Pero lo importante era que tenían un trato y más valía cumplirlo porque ese tipo de acuerdos entre personas honorables no debían romperse.
Aún así, aquello pareció perder importancia ante las conjeturas que parecían nacer en ese mismo momento. Viendo que tenían en sus manos un ejemplar destacado, era perfectamente entendible que alguno de los dos se terminase preguntando el por qué de que una familia técnicamente común como lo era la de Kota tuviese algo similar. El peliblanco lo desconocía, pero tenía en consideración que tanto su madre como su padre tuvieron un largo recorrido como shinobi y no fueron pocas las travesías en las que ambos se embarcaron tanto grupal como individualmente. Era de esperarse que tanto el héroe del vendaval como muchos otros ejemplares fueran sin duda un recuerdo de aquellas vivencias, aunque era probable que su madre conociera el significado del libro y su importancia para los literarios.
—Pues la verdad no lo sé con certeza, aunque teniendo en cuenta su larga trayectoria como kunoichi a servicio de Shiona-sama es de esperarse que haya visitado muchas locaciones, entre ellas el país del viento. Eso suponiendo que el libro venga de allí y no de otra zona, que también es una posibilidad —dijo, aunque poco después rechistó y quitó importancia a su teoría—. de cualquier forma, es más probable que lo haya comprado a un viajero mercader que tampoco supiera de su valor, aunque eso me decepcionaría bastante.
Soltó una risotada y se rascó la nuca.
—Mejor voy a preguntarle, también se está haciendo tarde. Así que me voy retirando compañero, ya te buscaré luego para contarte de lo que me entere, ¿vale?
Kota se levantó en súbito y organizó como buenamente pudo el pilar de libros que había tirado, no así el héroe de vendaval el cual guardó en el mismo bolso. Aprovechó también para tomar una hoja de papel y escribir en ella la palabra "Donación" seguido de los datos de su madre y de otros datos que ella misma le había sugerido dar a la hora de entregar los ejemplares. Puso la nota sobre la pila de libros y dejó la pluma a un lado para extender la mano y estrecharla con la de Juro en pro de culminar aquel encuentro tal y como había empezado: amistosamente.
Una vez se hubiera despedido, tomaría la salida más próxima para así embarcarse en un viaje a su hogar, donde se sentaría a conversar un largo rato con ella. Eso si Yota le dejaba o si su padre no les interrumpía para hablar de estrategias y elaborados ataques familiares.
Aún así, aquello pareció perder importancia ante las conjeturas que parecían nacer en ese mismo momento. Viendo que tenían en sus manos un ejemplar destacado, era perfectamente entendible que alguno de los dos se terminase preguntando el por qué de que una familia técnicamente común como lo era la de Kota tuviese algo similar. El peliblanco lo desconocía, pero tenía en consideración que tanto su madre como su padre tuvieron un largo recorrido como shinobi y no fueron pocas las travesías en las que ambos se embarcaron tanto grupal como individualmente. Era de esperarse que tanto el héroe del vendaval como muchos otros ejemplares fueran sin duda un recuerdo de aquellas vivencias, aunque era probable que su madre conociera el significado del libro y su importancia para los literarios.
—Pues la verdad no lo sé con certeza, aunque teniendo en cuenta su larga trayectoria como kunoichi a servicio de Shiona-sama es de esperarse que haya visitado muchas locaciones, entre ellas el país del viento. Eso suponiendo que el libro venga de allí y no de otra zona, que también es una posibilidad —dijo, aunque poco después rechistó y quitó importancia a su teoría—. de cualquier forma, es más probable que lo haya comprado a un viajero mercader que tampoco supiera de su valor, aunque eso me decepcionaría bastante.
Soltó una risotada y se rascó la nuca.
—Mejor voy a preguntarle, también se está haciendo tarde. Así que me voy retirando compañero, ya te buscaré luego para contarte de lo que me entere, ¿vale?
Kota se levantó en súbito y organizó como buenamente pudo el pilar de libros que había tirado, no así el héroe de vendaval el cual guardó en el mismo bolso. Aprovechó también para tomar una hoja de papel y escribir en ella la palabra "Donación" seguido de los datos de su madre y de otros datos que ella misma le había sugerido dar a la hora de entregar los ejemplares. Puso la nota sobre la pila de libros y dejó la pluma a un lado para extender la mano y estrecharla con la de Juro en pro de culminar aquel encuentro tal y como había empezado: amistosamente.
Una vez se hubiera despedido, tomaría la salida más próxima para así embarcarse en un viaje a su hogar, donde se sentaría a conversar un largo rato con ella. Eso si Yota le dejaba o si su padre no les interrumpía para hablar de estrategias y elaborados ataques familiares.