28/06/2017, 19:59
Había esperado que la muchacha pudiera haber reaccionado de manera violenta ante su acercamiento. No la habría culpado, de todas maneras, después de lo que acababa de vivir era una reacción más que comprensible. Pero, afortunadamente, no fue así.
—¿Eh? —murmuró Ritsuko, profundamente aturdida—. ¿Kenzou te mandó?
Él asintió, con la lástima brillando en sus ojos.
—Sí. Estabas tardando demasiado en dar señales de vida, y el señor Shiro Gohan contactó con nosotros para preguntar por el genin que en teoría había mandado Kenzou-sama para recoger el cargamento de arroz. Así que me envió en tu búsqueda.
Se apartó un poco, pero sólo para ayudarla a reincorporarse pasando un brazo por detrás de sus hombros.
—Siento no haber podido llegar antes —se disculpó, inclinando sutilmente la cabeza, y comenzó a dirigirse hacia el carro que hasta el momento habían estado llevando Daiko y Gonken. Los caballos piafaron nerviosos, pero el shinobi los calmó enseguida acariciando sus hocicos—. Esos dos hombres no eran los transportistas del señor Shiro —añadió, con cierto deje de rabia tintado en su voz—. Encontré el cuerpo del verdadero transportista en el camino hacia aquí. Esos dos debían de conocer su misión y le reemplazaron después de asesinarlo...
Apretaba los puños, lleno de rabia. Pero después de respirar hondo se volvió hacia Ritsuko.
—Ven, acércate, tenemos que curar esa herida antes de que se infecte y vaya a peor.
—¿Eh? —murmuró Ritsuko, profundamente aturdida—. ¿Kenzou te mandó?
Él asintió, con la lástima brillando en sus ojos.
—Sí. Estabas tardando demasiado en dar señales de vida, y el señor Shiro Gohan contactó con nosotros para preguntar por el genin que en teoría había mandado Kenzou-sama para recoger el cargamento de arroz. Así que me envió en tu búsqueda.
Se apartó un poco, pero sólo para ayudarla a reincorporarse pasando un brazo por detrás de sus hombros.
—Siento no haber podido llegar antes —se disculpó, inclinando sutilmente la cabeza, y comenzó a dirigirse hacia el carro que hasta el momento habían estado llevando Daiko y Gonken. Los caballos piafaron nerviosos, pero el shinobi los calmó enseguida acariciando sus hocicos—. Esos dos hombres no eran los transportistas del señor Shiro —añadió, con cierto deje de rabia tintado en su voz—. Encontré el cuerpo del verdadero transportista en el camino hacia aquí. Esos dos debían de conocer su misión y le reemplazaron después de asesinarlo...
Apretaba los puños, lleno de rabia. Pero después de respirar hondo se volvió hacia Ritsuko.
—Ven, acércate, tenemos que curar esa herida antes de que se infecte y vaya a peor.