1/07/2015, 21:15
Kunie volvió la vista atrás para comprobar si el niño de Uzushiogakure había sido capaz de seguir su ritmo... Pero no le hizo falta. Juro pasó volando a su lado, literalmente, como un cometa fugaz.
"¿¡Qué hace este niño...!?"
El chico sobrevoló la distancia que separaba a la primera fila de público con el rústico escenario, estrellándose contra el pie del mismo. Kunie no pudo evitar contener una risita, y tuvo que taparse la boca con una mano para que su nuevo amigo no se diera cuenta. La chica sabía que no era un golpe suficiente para tumbar a ningún ninja que se vistiera por los pies, de modo que no vio motivo para preocuparse. Así fue, y Juro se levantó a los pocos momentos, visiblemente aturdido.
No sólo ella había visto el corto viaje de Juro por los aires. Liu Qian, el mago, hizo caso omiso del golpe que se había dado aquel niño contra el escenario y, lejos de dejar que aquello le arruinase el espectáculo, decidió aprovecharlo como buen artista. Tomó a Juro de una muñeca, levantándolo con fuerza para dejarlo sobre el escenario, a su lado.
- ¡Damas y caballeros, parece que tenemos un voluntario! ¡Un bravo muchacho que no teme a la muerte! - se giró hacia el chico, observándole con sus ojos color avellana y dejando que la capa violeta que le colgaba de los hombros se agitase al viento, dándole dramatismo a la escena.- ¿Cómo es tu nombre, joven?
Mientras, la azafata había colocado el ataúd rodante en el centro del escenario, tomando la espada con una mano y abriendo la tapa del cajón con la otra.
"¿¡Qué hace este niño...!?"
El chico sobrevoló la distancia que separaba a la primera fila de público con el rústico escenario, estrellándose contra el pie del mismo. Kunie no pudo evitar contener una risita, y tuvo que taparse la boca con una mano para que su nuevo amigo no se diera cuenta. La chica sabía que no era un golpe suficiente para tumbar a ningún ninja que se vistiera por los pies, de modo que no vio motivo para preocuparse. Así fue, y Juro se levantó a los pocos momentos, visiblemente aturdido.
No sólo ella había visto el corto viaje de Juro por los aires. Liu Qian, el mago, hizo caso omiso del golpe que se había dado aquel niño contra el escenario y, lejos de dejar que aquello le arruinase el espectáculo, decidió aprovecharlo como buen artista. Tomó a Juro de una muñeca, levantándolo con fuerza para dejarlo sobre el escenario, a su lado.
- ¡Damas y caballeros, parece que tenemos un voluntario! ¡Un bravo muchacho que no teme a la muerte! - se giró hacia el chico, observándole con sus ojos color avellana y dejando que la capa violeta que le colgaba de los hombros se agitase al viento, dándole dramatismo a la escena.- ¿Cómo es tu nombre, joven?
Mientras, la azafata había colocado el ataúd rodante en el centro del escenario, tomando la espada con una mano y abriendo la tapa del cajón con la otra.