29/06/2017, 13:13
(Última modificación: 29/06/2017, 23:17 por Umikiba Kaido.)
Largos viajes le habían mantenido fuera de su aldea durante dos meses, aproximadamente. Dos meses en los que habría podido hacer al menos dos misiones, de las que hubiese sacado más experiencia y mejor provecho que de las aventuras que tuvo mientras hubo estado fuera. Y sin embargo, mientras andaba a paso firme hacia el imponente y altísimo edificio de la Arashikage, su sonrisa no podía ser más evidente, sin un ápice de remordimiento alguno.
Para el gyojin, todo aquello había valido la pena. Y Kaido no era de los que se retractase fácilmente. Nadie sino él mismo podía hacerse cambiar de opinión.
Pero las consecuencias de su ausencia estaban claramente escritas: si quería cumplir con todos los requisitos que la aldea imponía a aquellos que tuviesen la pretensión de participar en el examen de Chunin, tendría que mover el culo. Trabajar y trabajar, a paso firme; durante los meses siguientes. Sin descanso, sin vacile.
Empezando por la misión que estaba a punto de pedir, allí en el despacho de la oficina principal, a quien estuviese encargado durante esa mañana.
—Umikiba Kaido, del clan Hōzuki. Quisiera que se me asignase una misión, si son tan «jodidamente» amables.
Para el gyojin, todo aquello había valido la pena. Y Kaido no era de los que se retractase fácilmente. Nadie sino él mismo podía hacerse cambiar de opinión.
Pero las consecuencias de su ausencia estaban claramente escritas: si quería cumplir con todos los requisitos que la aldea imponía a aquellos que tuviesen la pretensión de participar en el examen de Chunin, tendría que mover el culo. Trabajar y trabajar, a paso firme; durante los meses siguientes. Sin descanso, sin vacile.
Empezando por la misión que estaba a punto de pedir, allí en el despacho de la oficina principal, a quien estuviese encargado durante esa mañana.
—Umikiba Kaido, del clan Hōzuki. Quisiera que se me asignase una misión, si son tan «jodidamente» amables.