2/07/2015, 01:52
Lo único que estaba claro es que ambos estábamos en las últimos, apurábamos nuestras últimas bazas con tal de impresionar a todos los allí presentes y ganarnos a pleno derecho entrar en el servicio de Shiona-sama. Era plenamente consciente de que aquel simple shuriken escondía una segunda intención, oculta, por supuesto.
Y no fue hasta que ejecuté mi maniobra desesperada hasta que mi prácticamente recién estrenado sharingan se percató de ello. Una suave aunque perceptible capa de chakra bajo aquel shuriken escondía otro y no tardaron en clavarse en mi espinilla como si de un cuchillo se tratase con un punzante e intenso dolor ante el cual lancé un quejido acompañado por la sangre que brotaba en el lugar del impacto. Pero ya nada iba a evitar lo que había puesto en marcha. Ni queriendo podría hacerlo pues me encontraba volando como una rapaz en busca de su presa.
-¡Toma esa!-
No supe discernir contra qué impacté pero lo cierto es que parecía el cuerpo del peliblanco pues no poseía la dureza que tiene una pared y no se me ocurría otra cosa con la que pudiese haber chocado. tras aquel impacto acabé haciendo la croqueta en el suelo, rebozandome de polvo. Aún podía luchar, era cierto, pero en unas condiciones más bien deplorables. Si seguía así el sharingan acabaría consumiendo el poco chakra que me quedaba así que opté por desactivarlo mientras me incorporaba, alzando la mirada para comprobar que Kota no fuese a atacar de nuevo cuando algo e detuvo de hacer nada, observando la también lamentable imagen de Kota.
-¡Basta! Ya he visto suficiente. Acercaos-
No era la voz de Seiyo, no; sino que era la del examinador que al parecer ya había tomado un veredicto. De pronto sentí como si una energía que no tenía presente brotase ne mi interior. Golpeaba con fuerza mi pecho y activó de nuevo mis pulmones, así como mis constantes vitales, acelerándolas un poco más. No era nada más que la emoción del momento y la adrenalina hizo de su parte también.
Me acerque como pude hasta mi mellizo y le extendí la mano
-Vamos a dejarlo aquí ¿Eh?- dije satisfecho del espectáculo que habíamos brindado -Veamos que tiene que decirnos del numerito que hemos montado en un momento-
Tanto el uno como el otro podíamos estar satisfechos de lo ofrecido en aquel combate en el que tanto estaba en juego. Una simple bandana había sacado lo mejor de nosotros mismos. Por su parte el examinador seguía con un aspecto serio con los brazos cruzados, esperando que nos dignásemos a esperarnos, justo detrás mío, ya tocando con los pies ne el suelo y con la roca imponente a sus espaldas.
Y no fue hasta que ejecuté mi maniobra desesperada hasta que mi prácticamente recién estrenado sharingan se percató de ello. Una suave aunque perceptible capa de chakra bajo aquel shuriken escondía otro y no tardaron en clavarse en mi espinilla como si de un cuchillo se tratase con un punzante e intenso dolor ante el cual lancé un quejido acompañado por la sangre que brotaba en el lugar del impacto. Pero ya nada iba a evitar lo que había puesto en marcha. Ni queriendo podría hacerlo pues me encontraba volando como una rapaz en busca de su presa.
-¡Toma esa!-
No supe discernir contra qué impacté pero lo cierto es que parecía el cuerpo del peliblanco pues no poseía la dureza que tiene una pared y no se me ocurría otra cosa con la que pudiese haber chocado. tras aquel impacto acabé haciendo la croqueta en el suelo, rebozandome de polvo. Aún podía luchar, era cierto, pero en unas condiciones más bien deplorables. Si seguía así el sharingan acabaría consumiendo el poco chakra que me quedaba así que opté por desactivarlo mientras me incorporaba, alzando la mirada para comprobar que Kota no fuese a atacar de nuevo cuando algo e detuvo de hacer nada, observando la también lamentable imagen de Kota.
-¡Basta! Ya he visto suficiente. Acercaos-
No era la voz de Seiyo, no; sino que era la del examinador que al parecer ya había tomado un veredicto. De pronto sentí como si una energía que no tenía presente brotase ne mi interior. Golpeaba con fuerza mi pecho y activó de nuevo mis pulmones, así como mis constantes vitales, acelerándolas un poco más. No era nada más que la emoción del momento y la adrenalina hizo de su parte también.
Me acerque como pude hasta mi mellizo y le extendí la mano
-Vamos a dejarlo aquí ¿Eh?- dije satisfecho del espectáculo que habíamos brindado -Veamos que tiene que decirnos del numerito que hemos montado en un momento-
Tanto el uno como el otro podíamos estar satisfechos de lo ofrecido en aquel combate en el que tanto estaba en juego. Una simple bandana había sacado lo mejor de nosotros mismos. Por su parte el examinador seguía con un aspecto serio con los brazos cruzados, esperando que nos dignásemos a esperarnos, justo detrás mío, ya tocando con los pies ne el suelo y con la roca imponente a sus espaldas.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa