2/07/2017, 22:03
Muchas eran las molestias que se estaban tomando para llevar a cada participante a un cubículo individual, uno en el que quedaban aislados del resto del mundo y solo podían escuchar a… Técnicamente nadie, pero Ritsuko era un caso especial en el que podía hablar perfectamente con su difunta madre a pesar de todo.
—¿Nerviosa? —Preguntó el ente espectral que se movía por toda la habitación.
—Algo, no tengo idea de con quién me toque pelear —respondió la kunoichi mientras revisaba las correas de las cuchillas.
Todo parecía estar en orden, las cuchillas bien amarradas a los brazos, el portaobjetos con las pocas armas que la chica había conseguido y la bandana bien amarrada en su cintura. Hubiese sido bonito poder traer la guadaña pero lamentablemente la chica todavía no se veía capaz de empuñarla correctamente así que lo mejor que pudo hacer fue dejársela en casa donde no estorbaba a nadie. Lo que sí, llevaba un tiempo sin usar su máscara y la verdad que ya iba siendo hora de que la vuelva a utilizar.
Luego de un buen rato encerrada, una persona que seguramente pertenecía a la guardia del valle le indicó que era hora de que se dirigiera al ring donde lucharía y así lo hizo.
En cuanto la de Kusa salió al exterior de la edificación, lo primero que pudo apreciar fue infinidad de personas en las gradas, pendientes de lo que ocurriese en el ring de combate que permanecía completamente vacío, el contrincante de Ritsuko todavía no había ingresado así que no le quedaría de otra que esperar de pie en la plataforma de madera.
Con un poco de suerte el contrincante de la pelirroja se sentiría algo nervioso o intimidado por verla, después de todo iba con la gabardina negra que le cubría los brazos en totalidad incluyendo las cuchillas y también llevaba la máscara de calavera en el rostro, ahora si queremos dar un toque más ‘particular’ al aspecto de la chica, tendríamos que mencionar el cascabel atado al mechón rebelde de su cabello y las válvulas que se podían ver cerca de las clavículas, pues la gabardina estaba abierta así que el torso le quedaba al descubierto.
—¿Nerviosa? —Preguntó el ente espectral que se movía por toda la habitación.
—Algo, no tengo idea de con quién me toque pelear —respondió la kunoichi mientras revisaba las correas de las cuchillas.
Todo parecía estar en orden, las cuchillas bien amarradas a los brazos, el portaobjetos con las pocas armas que la chica había conseguido y la bandana bien amarrada en su cintura. Hubiese sido bonito poder traer la guadaña pero lamentablemente la chica todavía no se veía capaz de empuñarla correctamente así que lo mejor que pudo hacer fue dejársela en casa donde no estorbaba a nadie. Lo que sí, llevaba un tiempo sin usar su máscara y la verdad que ya iba siendo hora de que la vuelva a utilizar.
Luego de un buen rato encerrada, una persona que seguramente pertenecía a la guardia del valle le indicó que era hora de que se dirigiera al ring donde lucharía y así lo hizo.
En cuanto la de Kusa salió al exterior de la edificación, lo primero que pudo apreciar fue infinidad de personas en las gradas, pendientes de lo que ocurriese en el ring de combate que permanecía completamente vacío, el contrincante de Ritsuko todavía no había ingresado así que no le quedaría de otra que esperar de pie en la plataforma de madera.
Con un poco de suerte el contrincante de la pelirroja se sentiría algo nervioso o intimidado por verla, después de todo iba con la gabardina negra que le cubría los brazos en totalidad incluyendo las cuchillas y también llevaba la máscara de calavera en el rostro, ahora si queremos dar un toque más ‘particular’ al aspecto de la chica, tendríamos que mencionar el cascabel atado al mechón rebelde de su cabello y las válvulas que se podían ver cerca de las clavículas, pues la gabardina estaba abierta así que el torso le quedaba al descubierto.