5/07/2017, 12:04
(Última modificación: 29/07/2017, 02:26 por Amedama Daruu.)
Los muchachos continuaron recto por el pasillo, y acto seguido se encontraron con otra pared, de modo que finalmente tuvieron que tomar la salida que había sugerido Ayame de todos modos. Pero Daruu insistió en que debían hacerlo tocando la pared y los muchachos continuaron con ese plan, zigzaguearon un poco más y dieron la vuelta alrededor del pivote central de la torre. Después, les esperó un largo pasillo sin ninguna otra salida que tomar.
—¿Hemos llegado al otro lado de la sala circular? —dijo Ayame.
—Sí, hemos dado la vuelta. Pero tenemos que seguir haciendo lo de la pared, así no andaremos dos o tres veces por el mismo camino.
Continuaron por el largo pasillo hasta que Daruu se detuvo un momento y avecinó una nube de chakra que se dirigía hacia ellos.
—Ayame, pase lo que pase ahora, es una ilusión. Mantén la calma.
—D... ¿¡Daruu-kun!?
—¡Ayame! ¡Ayame! ¿Qué te pasa? —Daruu se dio la vuelta y la vio girarse, revolverse, como si no fuera capaz... de ver dónde estaba. Estaba siendo afectada ya. Daruu alzó la mano para golpearla, cerrando los ojos con fastidio y...
La voz decidió torturarles un poco más.
—¡Daruu-san! ¿¡Dónde estás!? —lloró Ayame.
Daruu adelantó la mano y la golpeó fuerte en la cara de un tortazo. Respiró agitadamente y se dio la vuelta poco a poco cuando escuchó un ruido familiarmente terrorífico a sus espaldas.
La visión le paralizó, pero no tuvo el efecto que la voz hubiese deseado completamente. Era algo infernal, pero no era pequeño, y extrañamente, su fobia hizo menos efectos. Aquello era más parecido a un monstruo que podía partirte por la mitad que a un pequeño bicho que se te podía colar en cualquier parte y picarte cuando menos te lo esperaba.
Claro que, saber cuándo algo te iba a asesinar clavándote una aguja gigante no hacía a aquél insecto mucho menos terrorífico. Y el sonido, ay Amenokami, el sonido era atronador.
Daruu se tapó los oídos y empezó a hacer ruidos desesperados entre llanto y rabia. Con su Byakugan, percibió que su chakra se mezclaba con el de otro color. La avispa gigante se lanzaba sobre ellos con la mandíbula abierta.
—¡Ayame, Ayameeeeee! —bramó—. ¡Golpéame! ¡Es un Genjutsu! ¡Voy a morir! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH!
—¿Hemos llegado al otro lado de la sala circular? —dijo Ayame.
—Sí, hemos dado la vuelta. Pero tenemos que seguir haciendo lo de la pared, así no andaremos dos o tres veces por el mismo camino.
Continuaron por el largo pasillo hasta que Daruu se detuvo un momento y avecinó una nube de chakra que se dirigía hacia ellos.
—Ayame, pase lo que pase ahora, es una ilusión. Mantén la calma.
—D... ¿¡Daruu-kun!?
—¡Ayame! ¡Ayame! ¿Qué te pasa? —Daruu se dio la vuelta y la vio girarse, revolverse, como si no fuera capaz... de ver dónde estaba. Estaba siendo afectada ya. Daruu alzó la mano para golpearla, cerrando los ojos con fastidio y...
La voz decidió torturarles un poco más.
—¡Daruu-san! ¿¡Dónde estás!? —lloró Ayame.
Daruu adelantó la mano y la golpeó fuerte en la cara de un tortazo. Respiró agitadamente y se dio la vuelta poco a poco cuando escuchó un ruido familiarmente terrorífico a sus espaldas.
La visión le paralizó, pero no tuvo el efecto que la voz hubiese deseado completamente. Era algo infernal, pero no era pequeño, y extrañamente, su fobia hizo menos efectos. Aquello era más parecido a un monstruo que podía partirte por la mitad que a un pequeño bicho que se te podía colar en cualquier parte y picarte cuando menos te lo esperaba.
Claro que, saber cuándo algo te iba a asesinar clavándote una aguja gigante no hacía a aquél insecto mucho menos terrorífico. Y el sonido, ay Amenokami, el sonido era atronador.
Daruu se tapó los oídos y empezó a hacer ruidos desesperados entre llanto y rabia. Con su Byakugan, percibió que su chakra se mezclaba con el de otro color. La avispa gigante se lanzaba sobre ellos con la mandíbula abierta.
—¡Ayame, Ayameeeeee! —bramó—. ¡Golpéame! ¡Es un Genjutsu! ¡Voy a morir! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH!
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)