6/07/2017, 11:44
—Sí, vengo representando a Amegakure No Sato.—
El pelirrojo confirmó que se trataba de otro de los participantes del torneo y, siendo sinceros, era el primero con el que se encontraba que no fuera de su propia aldea, no en vano, compartía hospedaje con todos los de su villa, y aquello era lo que más le gustaba del torneo, podría toparse con cualquier genin de cualquier aldea, y eso le daba un toque interesante, podría medir la fuerza del resto de villas y compararla con la suya propia.
Era obvio que Keisuke no estaba acostumbrado al calor propio de los Dojos en verano, y se le veía algo apurado, acostumbrado a la infinita lluvia de Amegakure.
— Claro, claro, si en algún momento quieres que te de un poco el aire o lo que sea, yo te puedo acompañar. — Se ofreció el peliblanco, en un gesto amable.
—No esperaba que secuestraran al padre de la princesa, me gusta la obra.—
Riko asintió enérgicamente.
— Creo que la obra está hecha para que sea la princesa la que salve el mundo, por decirlo así. — Afirmó el Senju casi con total seguridad.
La obra seguía avanzando y, tal y como el Uzunés había predicho, la princesa se encontraba luchando de nuevo contra los malos de la historia por rescatar a su padre y, tras una entretenida batalla, consiguió derrotarles y sacar a su padre de donde le tenían prisionero, en la más alta torre del castillo, y todos fueron felices y comieron perdices. El público estalló en aplausos y vítores, incluyendo a Riko, que había disfrutado de la obra como un niño más.
— Joder, pues al final si que ha estado entretenida la obra, ¿eh? — Preguntó a Keisuke.
El pelirrojo confirmó que se trataba de otro de los participantes del torneo y, siendo sinceros, era el primero con el que se encontraba que no fuera de su propia aldea, no en vano, compartía hospedaje con todos los de su villa, y aquello era lo que más le gustaba del torneo, podría toparse con cualquier genin de cualquier aldea, y eso le daba un toque interesante, podría medir la fuerza del resto de villas y compararla con la suya propia.
Era obvio que Keisuke no estaba acostumbrado al calor propio de los Dojos en verano, y se le veía algo apurado, acostumbrado a la infinita lluvia de Amegakure.
— Claro, claro, si en algún momento quieres que te de un poco el aire o lo que sea, yo te puedo acompañar. — Se ofreció el peliblanco, en un gesto amable.
—No esperaba que secuestraran al padre de la princesa, me gusta la obra.—
Riko asintió enérgicamente.
— Creo que la obra está hecha para que sea la princesa la que salve el mundo, por decirlo así. — Afirmó el Senju casi con total seguridad.
La obra seguía avanzando y, tal y como el Uzunés había predicho, la princesa se encontraba luchando de nuevo contra los malos de la historia por rescatar a su padre y, tras una entretenida batalla, consiguió derrotarles y sacar a su padre de donde le tenían prisionero, en la más alta torre del castillo, y todos fueron felices y comieron perdices. El público estalló en aplausos y vítores, incluyendo a Riko, que había disfrutado de la obra como un niño más.
— Joder, pues al final si que ha estado entretenida la obra, ¿eh? — Preguntó a Keisuke.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»