7/07/2017, 12:41
(Última modificación: 8/07/2017, 12:02 por Uchiha Akame.)
Las paredes del cubículo de espera se le estaban echando encima. Akame aguardaba, intentando mantener la compostura, sentado sobre el incómodo banco y con la mirada perdida, fija en algún punto en la penumbra de la estrecha habitación. La oscuridad, el olor a humedad, aquella anticipación que le formaba un nudo en el estómago y le presionaba el pecho, dificultando su respiración ya agitada.
Todo le resultaba demasiado familiar. Apretó los puños hasta que los nudillos se le pusieron blancos bajo las vendas que los envolvían. Su cuerpo tembloroso estaba allí, sí, pero su mente había viajado muy lejos, a otro lugar y a otro momento...
Un chirrido lo sacó de sus pensamientos, devolviéndolo bruscamente a la realidad. La puerta del cubículo, la contraria a aquella por la que había entrado, se abrió y la luz natural del exterior se filtró en la estancia. Akame tuvo que cerrar los ojos un momento para no caer deslumbrado, y antes de abrirlos ya pudo oír el ensordecedor clamor de la multitud, llamando. Llamándolo a él.
Cuando el Uchiha salió a la arena, sintió una opresión todavía mayor en el pecho. Aquello era más grande de lo que jamás hubiera podido imaginarse, y en las gradas cientos de personas gritaban, clamaban y coreaban cánticos. Distinguió también el palco de los Kage con sus respectivas tres sillas.
Respiró hondo. «Vamos, ¡no puedes venirte abajo ahora! Es tu gran momento. El momento de mostrar a todos, ante sus propios ojos, ¡la supremacía del Clan Uchiha!». Con redoblada seguridad y los ojos fijos en su oponente, avanzó hasta ocupar su lugar en el tatami.
Llevaba pantalones cortos de color caqui, una camiseta de mangas largas y cuello alto de color negro y sandalias ninja de idéntica tonalidad. Su portaobjetos estaba bien afianzado en su cintura, en el lado derecho de la cadera, y en la parte lumbar llevaba atravesada su fiel espada. Vendas blancas lucían, bien apretadas, en sus manos, rodillas, codos y tobillos.
—¿No... Noemi-san?
Su oponente era, nada más y nada menos, que su antigua compañera Sakamoto Noemi. «Pero... ¿no decían que había renunciado?». El Uchiha escudriñó a aquella chica con la mirada y no tardó en darse cuenta de su error; la kunoichi que tenía enfrente era más robusta y menos delicada que Noemi. «Aunque son endemoniadamente parecidas...».
—Disculpa, kunoichi-san. Te confundí con otra persona —dijo finalmente—. Soy Uchiha Akame. Un gusto.
Sus ojos se tiñeron de color rojo sangre y dos aspas negras aparecieron en torno a sus pupilas. Flexionó ligeramente las rodillas y alzó los brazos, en pose marcial. Unos siete metros le separaban de su oponente.
Estaba preparado.
PV:–
CK:–
Inventario
Ni Tomoe no Sharingan activado
x1 Acción Oculta
Todo le resultaba demasiado familiar. Apretó los puños hasta que los nudillos se le pusieron blancos bajo las vendas que los envolvían. Su cuerpo tembloroso estaba allí, sí, pero su mente había viajado muy lejos, a otro lugar y a otro momento...
La oscuridad se intensificó, y también el olor a humedad. El aire estaba tan viciado que le costaba respirar, y tenía que dar grandes bocanadas para no marearse. Sólo una triste y solitaria lámpara de aceite iluminaba la pequeña estancia con su tenue resplandor.
Hubo un crujido de bisagras y la puerta metálica frente a él se abrió de par en par. Tras ella había una estancia mucho más amplia y mejor iluminada, y en el centro de la misma un muchacho de pelo rubio y ojos azules aguardaba paciente. Sabía lo que iba a pasar. Lo que tenía que pasar.
Luego estaban las figuras, todas encapuchadas, cubiertas con togas y con máscaras de cornudos demonios en sus rostros. El corazón empezó a latirle muy rápido, notó la cabeza a punto de estallar, y entonces...
Hubo un crujido de bisagras y la puerta metálica frente a él se abrió de par en par. Tras ella había una estancia mucho más amplia y mejor iluminada, y en el centro de la misma un muchacho de pelo rubio y ojos azules aguardaba paciente. Sabía lo que iba a pasar. Lo que tenía que pasar.
Luego estaban las figuras, todas encapuchadas, cubiertas con togas y con máscaras de cornudos demonios en sus rostros. El corazón empezó a latirle muy rápido, notó la cabeza a punto de estallar, y entonces...
Un chirrido lo sacó de sus pensamientos, devolviéndolo bruscamente a la realidad. La puerta del cubículo, la contraria a aquella por la que había entrado, se abrió y la luz natural del exterior se filtró en la estancia. Akame tuvo que cerrar los ojos un momento para no caer deslumbrado, y antes de abrirlos ya pudo oír el ensordecedor clamor de la multitud, llamando. Llamándolo a él.
Cuando el Uchiha salió a la arena, sintió una opresión todavía mayor en el pecho. Aquello era más grande de lo que jamás hubiera podido imaginarse, y en las gradas cientos de personas gritaban, clamaban y coreaban cánticos. Distinguió también el palco de los Kage con sus respectivas tres sillas.
Respiró hondo. «Vamos, ¡no puedes venirte abajo ahora! Es tu gran momento. El momento de mostrar a todos, ante sus propios ojos, ¡la supremacía del Clan Uchiha!». Con redoblada seguridad y los ojos fijos en su oponente, avanzó hasta ocupar su lugar en el tatami.
Llevaba pantalones cortos de color caqui, una camiseta de mangas largas y cuello alto de color negro y sandalias ninja de idéntica tonalidad. Su portaobjetos estaba bien afianzado en su cintura, en el lado derecho de la cadera, y en la parte lumbar llevaba atravesada su fiel espada. Vendas blancas lucían, bien apretadas, en sus manos, rodillas, codos y tobillos.
—¿No... Noemi-san?
Su oponente era, nada más y nada menos, que su antigua compañera Sakamoto Noemi. «Pero... ¿no decían que había renunciado?». El Uchiha escudriñó a aquella chica con la mirada y no tardó en darse cuenta de su error; la kunoichi que tenía enfrente era más robusta y menos delicada que Noemi. «Aunque son endemoniadamente parecidas...».
—Disculpa, kunoichi-san. Te confundí con otra persona —dijo finalmente—. Soy Uchiha Akame. Un gusto.
Sus ojos se tiñeron de color rojo sangre y dos aspas negras aparecieron en torno a sus pupilas. Flexionó ligeramente las rodillas y alzó los brazos, en pose marcial. Unos siete metros le separaban de su oponente.
Estaba preparado.
Estado de Akame
PV:
150/150
CK:
139/150
-11
– Reg. dividida
–Inventario
- Hitai-ate de Uzushiogakure [en la frente]
- Mecanismo oculto de kunai (x1 kunai) [en la muñeca derecha]
- Portaobjetos básico [en la cadera derecha]
- Hilo shinobi (x1)
- Shuriken (x7)
- Hikaridama (x1)
- Píldora de soldado básica (x1)
- Hilo shinobi (x1)
- Hazama no Goukyu [en el cinturón, a la espalda]
Ni Tomoe no Sharingan activado
x1 Acción Oculta