7/07/2017, 12:58
(Última modificación: 28/07/2017, 19:21 por Uchiha Akame.)
El tipo que había iniciado la emboscada con aquella pregunta tan inocente despegó su espalda de la pared del callejón y camino a paso tranquilo hacia la pareja que formaban Kaido y Skippy para cortarles el paso. Al salir de las sombras, el Gyojin pudo distinguir más claramente su rostro. Era un chico de no más de veinte años, pálido y rubio de ojos azules, con bastante mala pinta. Vestía con sencillez ropas muy desgastadas, y llevaba en el cinturón lo que parecía ser un tantō muy viejo.
—¡Nojoda! Así que tenemos un valiente. ¡Patrón! —gritó, alzando la vista por encima del shinobi y su acompañante para dirigirse a los dos hombres que habían tomado la retaguardia de la pareja—. ¿No que aquí no nos gustan los tombos, ni que sean tan chiquiticos como este?
—Ay, pues ahí sí te tengo que dar la razón, Doku. Es que estos malparidos ninjas ya no tienen respeto por nada, ¿sí o que?
La situación podía complicarse para Kaido. Se encontraba a mitad de un callejón estrecho, con un maleante delante y otros dos detrás. Éstos últimos no parecían llevar ningún arma, o al menos no a simple vista. El que había contestado era un hombre bastante alto y grueso, mientras que su acompañante era más bien delgado, como el llamado Doku.
De repente, Skippy alzó un puño con gesto furioso y ladró, escupiendo salivajos.
—¡No te metes con el chaval, eh!
El gesto puso visiblemente nerviosos a los tres maleantes, que estrecharon un poco más el cerco. Doku se llevó una mano al tantō, sobresaltado, cuando el resplandor de una ventana cercana le permitió ver más de cerca las facciones del Tiburón.
—¡La puta madre! ¿Pero de dónde saliste tú, maldito?
—¡Nojoda! Así que tenemos un valiente. ¡Patrón! —gritó, alzando la vista por encima del shinobi y su acompañante para dirigirse a los dos hombres que habían tomado la retaguardia de la pareja—. ¿No que aquí no nos gustan los tombos, ni que sean tan chiquiticos como este?
—Ay, pues ahí sí te tengo que dar la razón, Doku. Es que estos malparidos ninjas ya no tienen respeto por nada, ¿sí o que?
La situación podía complicarse para Kaido. Se encontraba a mitad de un callejón estrecho, con un maleante delante y otros dos detrás. Éstos últimos no parecían llevar ningún arma, o al menos no a simple vista. El que había contestado era un hombre bastante alto y grueso, mientras que su acompañante era más bien delgado, como el llamado Doku.
De repente, Skippy alzó un puño con gesto furioso y ladró, escupiendo salivajos.
—¡No te metes con el chaval, eh!
El gesto puso visiblemente nerviosos a los tres maleantes, que estrecharon un poco más el cerco. Doku se llevó una mano al tantō, sobresaltado, cuando el resplandor de una ventana cercana le permitió ver más de cerca las facciones del Tiburón.
—¡La puta madre! ¿Pero de dónde saliste tú, maldito?