8/07/2017, 03:01
¿Entender qué tan fuerte es alguien por su aspecto físico? Probablemente ese sea un error notable, pero es que mirando a una persona del sexo opuesto de forma tan detallada podía generar incomodidades y malas interpretaciones como la que se acababa de dar, pues la pecosa sabía que muchos la miraban de la misma forma en que miraban a su hermana pero se negaba a aceptar dicho atractivo físico que poseía. De ahí que se mostrase tan incómoda pese a las generosas curvas que poseía.
De cualquier modo, el de cabellos blancos pareció comprender y decidió liberarla al fin, cosa que ella agradeció y aprovechó echándose hacia atrás y sentándose en el suelo con las piernas juntas.
Lamentablemente el chico resultó no tener filtros y confesó que efectivamente, la veía atractiva aunque sea físicamente y ni corto ni perezoso se lanzó a cuestionar alguna que otra cosa que atrapó desprevenida a la heterocroma.
—¡Pero no lo digas! —Se quejó la rubia alejándose algo más a rastras—¡No quería saber eso!
Estaba más que claro que las palabras del moreno no ayudaban en lo más mínimo al estado actual de la kunoichi, pero si en algo estaba cierto era en aquello que se había cuestionado, pues a ella no le terminaba de cerrar que centrasen la vista en su silueta.
—Claro que no, siempre miraban a mi hermana —confesó al fin.
El rostro de la chica estaba completamente rojo y ciertamente las piernas le habían comenzado a temblar, aunque tan solo un poco, solo alguien muy perspicaz notaría esto. Pero una cosa no quitaba la otra, la joven estaba considerablemente nerviosa por las confesiones del contrario quien no parecía darse cuenta de nada por como hablaba.
De cualquier modo, el de cabellos blancos pareció comprender y decidió liberarla al fin, cosa que ella agradeció y aprovechó echándose hacia atrás y sentándose en el suelo con las piernas juntas.
Lamentablemente el chico resultó no tener filtros y confesó que efectivamente, la veía atractiva aunque sea físicamente y ni corto ni perezoso se lanzó a cuestionar alguna que otra cosa que atrapó desprevenida a la heterocroma.
—¡Pero no lo digas! —Se quejó la rubia alejándose algo más a rastras—¡No quería saber eso!
Estaba más que claro que las palabras del moreno no ayudaban en lo más mínimo al estado actual de la kunoichi, pero si en algo estaba cierto era en aquello que se había cuestionado, pues a ella no le terminaba de cerrar que centrasen la vista en su silueta.
—Claro que no, siempre miraban a mi hermana —confesó al fin.
El rostro de la chica estaba completamente rojo y ciertamente las piernas le habían comenzado a temblar, aunque tan solo un poco, solo alguien muy perspicaz notaría esto. Pero una cosa no quitaba la otra, la joven estaba considerablemente nerviosa por las confesiones del contrario quien no parecía darse cuenta de nada por como hablaba.