11/07/2017, 07:57
(Última modificación: 28/07/2017, 19:22 por Uchiha Akame.)
Si fuera por él, hubiera dejado los cuerpos de los vencidos maleantes ahí mismo donde los tres cayeron a manos de Kaido, y Yim. Aquella rápida paliza sería suficiente estímulo como para que cediesen de sus malas intenciones y les dejasen tranquilos, si es que la dulce siesta les dejaba despertar antes de que acabara la noche.
El ahora autoritario Skippy, sin embargo, ordenó a la mole a encargarse del asunto, y éste atendió con la fuerza de sus musculoso cuerpo al encargo. Tomó a los infractores del suelo, depositándolos sobre sus hombros como un simple pedazo de tela ligera. Luego se perdió en la oscuridad del otro extremo del callejón, dejando a Kaido con su contratante, que hasta ahora no había sido más que problemas y más problemas.
Cuando echó a caminar, y volteó en súbito; el gyojin no pudo hacer más que bufar hastiado.
»Yo no soy de aquí, no sabe dónde se puede conseguir un poco de... Titanium Haze. ¿Eh?
—Por las tetas de Yui-sama, Skippy-dono, si sigue buscando esa mierda que usted fuma seguro que nos vamos a meter en otro problema. Al menos que tenga otros cuatro Yaimus esperándole en cada callejón en el que metamos las narices, le aconsejo que deje la María para mañana. Hemos salido por los pelos.
El hozuki era consciente, no obstante, de que el extraño personaje no iba a ceder a sus demandas. Era un tío extraño que poco caso haría al clamo de seguridad de un simple crío. Tendría que seducirle con algo más, al menos hasta que se le pasaran los efectos de lo que llevaba ya en su organismo.
—Mire, tengo una mejor idea. ¿Por qué no lo llevo a uno de los famosos karaoke del Distrito?; siempre hay cerveza, lindas mujeres y una gran audiencia. Puede cantar su rola, ya sabe... labios blancos, rostro pálido; intentando pagá el alquiler.
»¿qué dices? —le tuteó, para hacer de aquella propuesta algo más personal.
El ahora autoritario Skippy, sin embargo, ordenó a la mole a encargarse del asunto, y éste atendió con la fuerza de sus musculoso cuerpo al encargo. Tomó a los infractores del suelo, depositándolos sobre sus hombros como un simple pedazo de tela ligera. Luego se perdió en la oscuridad del otro extremo del callejón, dejando a Kaido con su contratante, que hasta ahora no había sido más que problemas y más problemas.
Cuando echó a caminar, y volteó en súbito; el gyojin no pudo hacer más que bufar hastiado.
»Yo no soy de aquí, no sabe dónde se puede conseguir un poco de... Titanium Haze. ¿Eh?
—Por las tetas de Yui-sama, Skippy-dono, si sigue buscando esa mierda que usted fuma seguro que nos vamos a meter en otro problema. Al menos que tenga otros cuatro Yaimus esperándole en cada callejón en el que metamos las narices, le aconsejo que deje la María para mañana. Hemos salido por los pelos.
El hozuki era consciente, no obstante, de que el extraño personaje no iba a ceder a sus demandas. Era un tío extraño que poco caso haría al clamo de seguridad de un simple crío. Tendría que seducirle con algo más, al menos hasta que se le pasaran los efectos de lo que llevaba ya en su organismo.
—Mire, tengo una mejor idea. ¿Por qué no lo llevo a uno de los famosos karaoke del Distrito?; siempre hay cerveza, lindas mujeres y una gran audiencia. Puede cantar su rola, ya sabe... labios blancos, rostro pálido; intentando pagá el alquiler.
»¿qué dices? —le tuteó, para hacer de aquella propuesta algo más personal.