14/07/2017, 10:34
No todo salió tal y como lo había planeado. Ritsuko había pegado un pequeño salto antes de abalanzarse sobre sus clones, por lo que el golpe de Ayame no fue hacia su torso. En su lugar, sintió que su puño impactaba contra algo duro justo antes de notar un desagradable crujido y que la kunoichi de Kusagakure saliera despedida varios metros hacia atrás.
Ayame volvió a reincorporarse en toda su altura y su brazo no tardó en regresar a la normalidad, su rostro contraído en un gesto de dolor empático. En ningún momento había pretendido acertarle en la cara, y menos con un ataque tan violento como aquel. Pero la sucesión de los hechos había querido que al final terminara de aquella manera, y ahora Ritsuko se retorcía en el suelo cubriéndose la cara con ambas manos. Tal y como se encontraba, podría acabar con el combate rápidamente. De hecho, los alaridos del público desde las gradas así se lo exigían. Pero sentía remordimientos. No podía atacar a su oponente en aquella situación de indefensión.
Se acercó con paso lento, respirando hondo para recuperar el aliento perdido. Por el camino sacudió la muñeca en un brusco movimiento, y el kunai que escondía en el mecanismo oculto, debajo de la manga, apareció en su mano derecha. Se detuvo a los pies de la chica, fuera del alcance de aquellas terriibles cuchillas que llevaba acopladas a los brazos.
—El combate ha terminado, Ritsuko-san —dictaminó, antes de alzar el brazo y señalarla directamente con el puñal—. Ríndete y no tendremos que ir a más.
PV:–
CK:–
- 2 shuriken, kunai en mano
Ayame volvió a reincorporarse en toda su altura y su brazo no tardó en regresar a la normalidad, su rostro contraído en un gesto de dolor empático. En ningún momento había pretendido acertarle en la cara, y menos con un ataque tan violento como aquel. Pero la sucesión de los hechos había querido que al final terminara de aquella manera, y ahora Ritsuko se retorcía en el suelo cubriéndose la cara con ambas manos. Tal y como se encontraba, podría acabar con el combate rápidamente. De hecho, los alaridos del público desde las gradas así se lo exigían. Pero sentía remordimientos. No podía atacar a su oponente en aquella situación de indefensión.
Se acercó con paso lento, respirando hondo para recuperar el aliento perdido. Por el camino sacudió la muñeca en un brusco movimiento, y el kunai que escondía en el mecanismo oculto, debajo de la manga, apareció en su mano derecha. Se detuvo a los pies de la chica, fuera del alcance de aquellas terriibles cuchillas que llevaba acopladas a los brazos.
—El combate ha terminado, Ritsuko-san —dictaminó, antes de alzar el brazo y señalarla directamente con el puñal—. Ríndete y no tendremos que ir a más.
PV:
130/130
CK:
63/110
- 2 shuriken, kunai en mano
Suika no Jutsu activado
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